La familia real noruega enfrenta un nuevo escándalo que ha dejado a todo el país en shock. Marius Borg, hijo de la princesa heredera Mette-Marit, se encuentra en serios problemas tras ser acusado de un episodio de violencia doméstica contra su pareja. La situación escaló rápidamente cuando la joven tuvo que ser atendida en el hospital debido a las graves lesiones que sufrió, lo que ha reavivado las alarmas sobre su comportamiento violento.

A medida que la historia se desarrolla, múltiples exparejas de Marius han comenzado a hablar, revelando experiencias similares que ponen en duda su carácter. Lo que ha llamado la atención son las impactantes imágenes del caos dejado en el apartamento de su última novia, con una lámpara de araña hecha añicos y un cuchillo clavado en la pared, que sugieren un enfrentamiento feroz. Tras este episodio, Marius fue arrestado y confesó su culpabilidad, alegando que se encontraba bajo los efectos de sustancias nocivas, lo que ha provocado una caída drástica en la popularidad de la monarquía.

En un giro sorprendente, el abogado de Marius, Petter J. Grødem, ha solicitado a la policía que convoque a la princesa Mette-Marit para interrogarla en relación con el caso. "Es completamente natural que la llamen. No tendría sentido que no lo hicieran", declaró el letrado, dejando claro que este desarrollo podría tener implicaciones serias para la familia real.

Aunque Marius ha admitido su responsabilidad en el caso de violencia, ha negado cualquier tipo de maltrato a sus exparejas. Sin embargo, se encuentra bajo una orden de alejamiento que se extenderá hasta marzo de 2025. Recientemente, fue arrestado nuevamente tras saltarse esta orden, lo que incrementa su lista de problemas legales.

En medio de esta crisis, se ha reportado que la familia real ha decidido tomar acciones severas. Según 'Aftenposten', Marius perderá acceso a la residencia familiar en Skaugum, lo que demuestra que la situación ha llegado a un punto crítico. Se especula que el joven podría mudarse a una casa en Asker, lejos del control familiar.

Adicionalmente, una encuesta reciente reveló que la mayoría de los ciudadanos opina que Marius debería salir de la propiedad por razones de seguridad, reflejando el descontento público y la presión que enfrenta la familia real.

La princesa Mette-Marit ha mantenido silencio ante las acusaciones que rodean a su hijo, lo que ha llevado a algunos expertos a cuestionar su estrategia de comunicación. La analista real Caroline Vagle comentó: "La princesa parece evitar hacer declaraciones sobre Marius. Sería beneficioso que hablara, aunque solo un poco, para aclarar la situación. No hacerlo solo añade más presión sobre ella".

El 'escándalo Marius' continúa provocando olas de descontento y preocupación por el futuro de la monarquía noruega. Solo el tiempo dirá si la familia real puede recuperarse de este impacto en su imagen.