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¿Puede España liderar la descarbonización de la aviación a través del SAF? ¡Descubre cómo!

2025-01-13

Autor: Antonio

La transición hacia un sector aéreo sostenible se ha convertido en una de las grandes prioridades del siglo XXI. La aviación representa un 2% de las emisiones globales de CO2, con un impacto aún más pronunciado en Europa, donde este sector aporta el 3% de la huella de carbono y el 14% de las emisiones vinculadas al transporte. En este marco, los combustibles sostenibles de aviación, conocidos como SAF (Sustainable Aviation Fuel), emergen como la única opción viable para alcanzar la neutralidad climática en 2050, con la capacidad de reducir las emisiones de CO2 en un 80% hasta un 100% a lo largo de su ciclo de vida en comparación con los combustibles fósiles.

El SAF es un combustible líquido que cumple con las mismas especificaciones técnicas y de seguridad que el queroseno convencional, pero se produce a partir de fuentes sostenibles. Se clasifica en bio-SAF, hecho de residuos orgánicos, y e-SAF, que deriva de CO2 capturado y hidrógeno verde. Una de sus mayores ventajas es que puede ser utilizado en aeronaves sin necesidad de modificar sus motores. Actualmente, la normativa europea permite mezclas de hasta un 50%, y a partir de 2025, será obligatorio incluir un 2% de SAF en los combustibles utilizados en Europa, cifra que se incrementará hasta un 70% para 2050.

Spain, como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo, tiene ante sí una responsabilidad crítica en la descarbonización de la aviación. El turismo representa un 12% del PIB español, y el 80% de los visitantes internacionales llegan al país en avión. Si bien el desafío es considerable, España posee un gran potencial para convertirse en líder en la producción de SAF gracias a su abundancia de materias primas orgánicas y su capacidad para generar hidrógeno verde a partir de energías renovables. Según estimaciones, la producción nacional podría alcanzar hasta 22 millones de toneladas de bio-SAF y 2,2 millones de toneladas de e-SAF para el año 2030.

A pesar de este prometedor horizonte, el último informe de Moeve (anteriormente Cepsa) señala que España debe superar varios desafíos para capitalizar esta oportunidad de crecimiento. El análisis revela que el desarrollo del SAF podría ofrecer enormes beneficios económicos, con un impacto acumulado estimado de 56.000 millones de euros en el PIB nacional y la creación de 270.000 nuevos empleos para 2050. Además, se prevé que la demanda nacional de SAF alcance 5,9 millones de toneladas, reduciendo las emisiones actuales de CO2 un 60%.

Sin embargo, el desarrollo de esta tecnología enfrenta serios retos, entre los que se encuentran los altos costos en comparación con el queroseno fósil, estimados en un sobrecosto acumulado de 680 millones de euros hasta 2030. También hay dificultades en el acceso a las materias primas necesarias para crear bioSAF debido a su dispersión geográfica, además de la falta de un organismo centralizado que facilite su gestión. A esto se suma la carencia de una hoja de ruta específica para el desarrollo del SAF y la ausencia de incentivos que otorguen seguridad a los agentes del sector y fomenten su adopción.

"Aunque la capacidad productiva anunciada en España podría satisfacer la demanda de SAF del país en 2030, a partir de ese año no será suficiente, por lo que es crucial solventar los retos que quedan y promover diversas tecnologías SAF, ya que actualmente no todas tienen el mismo grado de madurez", advierte el informe de Moeve.

En contraste, otros países europeos han avanzado considerablemente en esta área. Por ejemplo, el Reino Unido ha lanzado la estrategia "Jet Zero", que incluye financiamientos como el Advanced Fuels Fund. Francia ha implementado un impuesto sobre las emisiones fósiles que ofrece beneficios en proporción al volumen de SAF incorporado, además de haber creado un fondo de 200 millones de euros para proyectos innovadores. Estas iniciativas evidencian que el éxito en la transición hacia el SAF depende de un marco normativo robusto y del apoyo del sector público y privado.

En España, la reciente actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla la creación de un programa de ayudas para el desarrollo del SAF, aunque aún no se han especificado medidas concretas. La implementación de un fondo anual superior a los 300 millones de euros podría ser un paso decisivo para financiar plantas de producción y fomentar alianzas estratégicas entre el gobierno y las empresas.

El SAF no solo representa una solución tecnológica clave para la descarbonización de la aviación, sino que también ofrece una oportunidad única para estimular el crecimiento económico y asegurar un futuro sostenible para el transporte aéreo. Con un esfuerzo coordinado entre administraciones, industria y sociedad, España podría posicionarse como un referente global, liderando la transición hacia una aviación más limpia y eficiente. ¿Estás listo para volar hacia un futuro sostenible?¡No te lo pierdas!