La joven directora de cine Mona Achache fue víctima de abusos sexuales a los 14 años, perpetrados por el hombre que mantenía una relación con Juan Goytisolo, quien es reconocido como uno de los grandes escritores españoles del siglo XX. Estos terribles incidentes ocurrieron durante sus vacaciones en Marrakech, donde Achache viajaba con su madre, Carole Achache, para visitar a su padrastro. Este hecho no solo quedó en el pasado; Mona ha destapado estas dolorosas vivencias en su conmovedora película 'Little Girl Blue', presentada en el festival de Cannes.

En su obra, Mona retrata no solo su experiencia personal, sino también un profundo análisis de los abusos sufridos por tres generaciones de mujeres en su familia, todo en un contexto de aceptación y silencio impuesto por la intelectualidad francesa. Este espantoso legado cuestiona la noción de 'genio' que muchas veces se ha venerado, convirtiendo el abuso de menores en un privilegio para ciertos individuos.

Durante una entrevista reciente, Mona reveló que su motivación principal para realizar esta película fue descifrar el suicidio de su madre en 2016. Encontró un vasto archivo dejado por Carole que contenía fotos, audios y memorias, llenando los vacíos de su pasado y ayudándola a entender su vida. "Al abrir esos archivos, me encontré con una joven sublime y llena de vida que contrastaba con la tragedia de su vida posterior", señala Achache.

La revelación de su madre como víctima de abuso sistemático desde la niñez, incluida la amenaza de no hablar sobre sus experiencias, ha llevado a Mona a reflexionar sobre la herencia de los traumas familiares. Esta cadena de dolor se remonta incluso a su abuela, quien también sufrió abusos, perpetuando un ciclo de silencio y sufrimiento.

Mona destaca que esta película no es solo un relato personal, sino también un intento de romper el ciclo de la maldición familiar. A lo largo de la narrativa, ella busca liberar a las siguientes generaciones del peso del pasado, un objetivo que espera logran sus propias hijas. "Quiero que comprendan su historia, sin cargar el peso de esos abusos", explica.

El entorno cultural de la época también se encuentra en el centro de este análisis. La conexión de su madre con figuras como Jean Genet y la libertad que se otorgaron a sí mismas llevaron a un contexto donde lo inaceptable se convirtió en asumido. "No digo que se tolerara abiertamente el abuso, pero existía una idea de libertad que se extendía hasta el punto de dañar", afirma Mona.

Su abuela, Monique Lange, quien estaba casada con Goytisolo, también fue víctima de abuso, un hecho que muestra cómo el dolor se hereda y se repite. "El fantasma del abuso siempre estuvo presente en mi infancia", confiesa Mona, recordando la sensación de inevitable sufrimiento que atravesó su vida.

Hoy, después de estrenar su película y en medio de un proceso de sanación, Mona invita al espectador a reflexionar sobre esta historia compleja de amor y dolor. Su película, lejos de ser un juicio, es un llamamiento a la comprensión y la empatía hacia las mujeres que han sido afectadas por la violencia del pasado.

En este camino de sanación, Mona Achache espera que su obra sea un punto de inflexión, no solo para ella y su familia, sino también para todas las personas que han enfrentado un pasado de abusos. Con su experiencia, busca inspirar a otros a hablar y desafiar los tabúes que aún persisten en nuestra sociedad. La valentía de Mona se convierte, así, en un poderoso testimonio que nos obliga a cuestionar no solo la figura de Goytisolo, sino también las normas culturales que han permitido que tales abusos se normalicen de alguna manera.

Mientras la sombra del pasado intenta dejar una marca, Mona Achache decide enfrentar los secretos familiares, alzando su voz en una comunidad donde es crucial no olvidar.

En definitiva, la obra de Mona Achache es un recordatorio desgarrador de que el arte puede ser un medio poderoso para la sanación y el cambio social.