Este martes se anunció que el grupo militante islamista Hezbolá ha nombrado al jeque Naim Qassem como su nuevo líder, sucediendo a Hassan Nasrallah, quien fue secretario general durante más de tres décadas. Nasrallah falleció el mes pasado en un ataque aéreo israelí en el sur del Líbano, un lugar donde Hezbolá ha mantenido una fuerte presencia durante años.

Naim Qassem, quien se desempeñaba como vicesecretario general al momento de la muerte de Nasrallah, ha sido una figura prominente dentro de la organización desde 1991. Su visibilidad aumentó notablemente en las últimas semanas, al asumir una postura firme contra la ofensiva israelí que comenzó en septiembre, tras el resurgimiento de las tensiones en la región.

Después del fallecimiento de Nasrallah, Qassem se dirigió a sus seguidores el 27 de septiembre desde un suburbio de Beirut, reafirmando que la lucha contra Israel continuaría. “Lo que estamos haciendo es lo mínimo indispensable. Sabemos que la batalla puede ser larga”, declaró, resaltando la solidaridad con el pueblo palestino en tiempos de crisis.

Desde el inicio de la ofensiva israelí, más de mil personas han perdido la vida, mientras que varias áreas han sido destruidas significativamente. La situación es aún más compleja considerando que esta incursión se produce solo un año después de que ele masivo ataque en Gaza dejara más de 40,000 muertos, incluyendo muchos civiles.

Qassem, nacido en 1953 en Beirut, inició su carrera política en el movimiento chiita Amal. Sin embargo, su camino cambió tras el impacto de la revolución iraní en 1979, llevándolo a ser uno de los fundadores de Hezbolá en sus inicios. En 1982, el grupo comenzó a operar en el sur del Líbano como respuesta a la invasión israelí, un conflicto que ha marcado la región desde entonces.

A lo largo de los años, Qassem ha ocupado varios cargos importantes dentro de la organización. En 2005, escribió un documento sobre la historia de Hezbolá, considerado una introspección valiosa sobre su estructura y estrategias. Además, su distintivo turbante blanco lo diferencia de su predecesor, Nasrallah, quien utilizaba un turbante negro.

Es importante destacar que, a pesar de las recientes pérdidas en la cúpula de Hezbolá y de la debilitación de sus comunicaciones, muchos analistas creen que la organización aún posee un arsenal considerable y una capacidad operativa significativa. Sin embargo, se enfrentan a un dilema: ¿es prudente involucrarse en una confrontación directa con Israel, que podría llevar a consecuencias devastadoras y más bajas en el Líbano y Gaza?

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación, ya que el conflicto en la región sigue escalando, y los llamados a la paz parecen más lejanos que nunca. El futuro de Hezbolá y del Líbano en su conjunto está más en juego que nunca.