La situación del FC Barcelona ha tomado un rumbo inesperado. Desde que Joan Laporta decidió cancelar la grada de animación, el panorama se ha oscurecido considerablemente. El equipo dirigido por Xavi Hernández, que había mostrado una fortaleza inquebrantable en casa, ahora se enfrenta a una racha preocupante de derrotas. Las Palmas y Leganés, dos equipos que en los últimos 53 años no lograban conquistar el estadio azulgrana, han hecho historia al salir victoriosos de Montjuïc.

La ausencia de la grada de animación se ha hecho sentir profundamente, como admitió Marcus Sorg: “El equipo echa de menos a la grada de animación, y más en este tipo de partidos”. Este apoyo vital contribuyó en su momento a mantener la presión sobre el rival y a generar un ambiente electrizante. Sin embargo, en los últimos encuentros, las gradas se han convertido en un espacio desangelado, con cientos de asientos vacíos que reflejan un desinterés alarmante.

En un intento por reanimar la atmósfera, el club optó por contratar una charanga para amenizar la situación. Lamentablemente, la idea fue recibida con silbatinas en vez de aplausos, evidenciando un rechazo generalizado por parte de los aficionados. ¿Qué estaba pensando la directiva? La presión sobre el equipo ha aumentado, y la lucha por retomar el camino hacia la victoria se complica.

Con un octubre marcado por actuaciones decepcionantes y una afición que parece haber perdido la fe, el Barça necesita más que nunca recuperar esa chispa en las gradas. La pregunta ahora es: ¿podrá Laporta rectificar su decisión y traer de vuelta a la grada de animación antes de que sea demasiado tarde?