El líder de la oposición surcoreana, Lee Jae-myung, ha instado a la Corte Constitucional a que resuelva de manera urgente el futuro del destituido presidente Yoon Suk Yeol, tras la conmoción provocada por la tentativa de instaurar la ley marcial el 3 de diciembre. Esto se desencadenó en medio de una aguda crisis política y protestas masivas en el país.

La Asamblea Nacional decidió destituir a Yoon, quien ahora enfrenta la posibilidad de ser el segundo presidente en ser destituido de forma oficial en la historia moderna de Corea del Sur, después de Park Geun-hye en 2017. La Corte tiene seis meses para determinar si se confirma la destitución. Si la decisión es a favor, se convocarán elecciones presidenciales en un plazo de dos meses.

Lee afirmó que "es fundamental que el tribunal actúe rápidamente para reducir la agitación social y aliviar la crisis que afecta a la población". Esto refleja el clamor popular por estabilidad en medio de la tempestad política.

La destitución de Yoon fue motivada por su intento fallido de implementar la ley marcial tras una controversia sobre el presupuesto, donde envió tropas al Parlamento, provocando enfrentamientos con legisladores y una explosión de protestas ciudadanas. La brutal represión militar fue condenada por amplios sectores de la sociedad, que ven en esta acción un retorno a prácticas antiguas de opresión.

La policía ha arrestado a funcionarios militares clave, incluyendo al actual y anterior jefe del Mando de Inteligencia de Defensa, en conexión con lo que se ha catalogado como un intento de "insurrección". También hay una orden de detención solicitada contra el jefe del Mando Especial de Guerra del Ejército, apodado el general Kwak Jong-keun.

A medida que los acontecimientos se desarrollan, cientos de miles de ciudadanos han salido a las calles, desafiando las bajas temperaturas, para mostrar su descontento y exigir cambios. Algunos informes sugieren que más de 200,000 manifestantes se congregaron para esperar el desenlace de la votación, estallando en júbilo al conocer la decisión del Parlamento.

En un discurso fragmentado, Yoon ha prometido dar "un paso al costado" y aboga por la reconciliación y la estabilización política, pero su popularidad ha caído a niveles históricos. A su vez, funcionarios del gobierno de EE. UU. han elogiado la destitución, destacando la fortaleza democrática de Corea del Sur.

El primer ministro interino, Han Duck-soo, ha asegurado que se enfocará en mantener una "gobernanza estable" mientras el país navega por este tumultuoso capítulo. Sin embargo, la historia ofrece precedentes complejos; en 2004, la Corte Constitucional invalidó la destitución de otro presidente, Roh Moo-hyun, lo que podría generar incertidumbre sobre el desenlace actual.

La situación actual no solo resalta la fragilidad política de Corea del Sur, sino que también pone de relieve las tensiones internas y las complicaciones en torno a la relación con Corea del Norte, lo que añade un nivel adicional de complejidad en un momento ya de por sí crítico para el país.