Este viernes, 13 de diciembre de 2024, las calles de Damasco se llenaron de júbilo tras la noticia de la caída del presidente Bashar al Asad. Los sirios celebraron lo que consideran la "victoria de la revolución" después de que una fulgurante ofensiva impulsada por una coalición de grupos rebeldes, en gran medida islamistas, lograra derrocar el régimen de Al Asad. Bajo la bandera verde, blanca y negra con tres estrellas rojas, símbolo del movimiento de libertad que emergió en 2011, decenas de miles de damascenos se unieron en celebración, marcando el inicio de una nueva era para Siria.

Yazen al Masry, un farmacéutico de Damasco, expresó su orgullo por la bandera que ondeaban: "Es hermosa y nos representa, diferente a la que fue impuesta durante el mandato francés. Es un símbolo patriótico de la libertad que anhelamos recuperar". La emblemática Plaza de los Omeyas, una vez restringida para las manifestaciones, se convirtió en un punto de encuentro para todos los sectores de la sociedad siria, desde los sectores rurales hasta los urbanos, y desde los más liberales hasta aquellos con inclinaciones islamistas.

El líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Abu Mohamed al Jolani, animó a los sirios a celebrar su victoria: "Felicitamos al pueblo sirio y los invitamos a salir a las calles para expresar su alegría". Celebraciones también se llevaron a cabo en otras ciudades como Alepo y Sueida, donde miles se reunieron con banderas en un ambiente festivo.

"Los Asad, padre e hijo, nos oprimieron durante demasiado tiempo. Finalmente, hemos liberado nuestro país de la injusticia", comentó un policía de 47 años en Alepo. En Sueida, Haitham Hudeifa, de 54 años, aseguró que su felicidad era indescriptible. La televisión siria mostró grandes movilizaciones en ciudades como Hama, Latakia, Tartus, Deraa y Al Sueida, donde las esperanzas de un nuevo comienzo resuenan en los corazones de su gente.

Los fieles que se congregaron en la mezquita de los Omeyas entonaron: "Unido, unido, el pueblo sirio está unido". Mohamad al Bashir, el primer ministro encargado de la transición, instó a los sirios que han estado en el exilio a regresar a su país, comprometiéndose a asegurar los derechos de todos. Manal al Hakim, de 54 años, reflexionó sobre las diferencias entre el pasado y el presente, diciendo: "Antes éramos obligados a decir 'Al Asad por siempre'. Ahora, vengo aquí con alegría".

Desde 2011, Siria ha visto salir a casi seis millones de sus ciudadanos, un cuarto de la población, debido a la devastadora guerra civil que dejó más de medio millón de muertos. La ONU ha reportado más de un millón de nuevos desplazados desde el inicio de la ofensiva rebelde. Este fin de semana, Jordania acogerá una cumbre sobre Siria con importantes diplomáticos de Estados Unidos, Europa, países árabes y Turquía, lo que plantea interrogantes sobre el futuro político del país. Mientras se levantan las esperanzas, la inestabilidad aún puede presentar desafíos en el camino hacia la paz y la reconstrucción de Siria.