El Gobierno español se enfrenta a una encrucijada crucial respecto al salario mínimo interprofesional (SMI) que podría cambiar la vida de millones de trabajadores. Si se siguen al pie de la letra las recomendaciones del grupo de expertos del Ministerio de Trabajo, el SMI podría aumentar entre 39 y 50 euros mensuales, lo que lo llevaría a un rango de entre 1.173 y 1.184 euros brutos al mes para 2025. Sin embargo, esto plantea un nuevo dilema: Hacienda no adaptará el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) al nuevo SMI, lo que significaría que muchos beneficiarios tendrían que empezar a tributar por primera vez.

Desde 2018, el SMI ha aumentado un 54%, y siempre que se daba este incremento, Hacienda ajustaba el mínimo exento de IRPF. Pero este año hay indicios de que no habrá tal ajuste. Según datos del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), como resultado, los beneficiarios tendrían que pagar alrededor del 42% de la subida del SMI a Hacienda, lo cual puede resultar muy perjudicial para sus ingresos netos.

La noticia ha sembrado el caos entre los trabajadores, ya que posibilitará un nuevo enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición. Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, ya se ha manifestado a favor de que el presidente Pedro Sánchez actualice el IRPF; argumentando que lo lógico sería que los trabajadores recibieran el aumento directamente en sus nóminas.

Actualmente, el SMI se encuentra en una etapa crucial, y se están considerando dos posibles escenarios: uno con un SMI anual de 16.422 euros, que representaría un aumento de 546 euros, y otro con 16.576 euros, con 700 euros adicionales. Sin embargo, en ambos casos, los trabajadores perderían parte de ese aumento en forma de retenciones.

Los expertos advierten que el sistema de diseño del impuesto es sumamente complejo y afecta notablemente a quienes perciben aumentos modestos. La tarifa puede dispararse hasta el 43% en caso de superar el umbral de ingresos, lo que convierte en críticos los próximos meses para millones de trabajadores en España. Para entender lo que esto significa, si el SMI aumenta 546 euros, Hacienda se quedaría con 233,2 euros, y si el aumento es de 700 euros, serían hasta 300 euros.

Aunque algunas comunidades autónomas como Madrid y la Comunidad Valenciana podrían ver ligeras reducciones en sus retenciones, la mayoría de los trabajadores no podrán evitar una mayor carga fiscal. Por lo tanto, podría ser necesario re-evaluar las estrategias fiscales para garantizar que el crecimiento salarial no se traduzca en una mayor presión impositiva. Esto abre la puerta a una discusión más amplia sobre la justicia fiscal y el poder adquisitivo en un momento en que el costo de vida continúa aumentando en toda España.