Miguel Ángel Ramírez, un apasionado del deporte y la enseñanza, ha tomado el mando del Real Zaragoza con una mirada renovadora y pedagógica. Nacido en Canarias, Ramírez está completamente comprometido con el desarrollo de sus jugadores y su equipo técnico, siendo más un formador que un simple entrenador. Con un Diploma en Magisterio y una Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, su enfoque está claramente influenciado por legendarios entrenadores como Guardiola, Sachi y Van Gaal.

Una de sus principales premisas es la importancia del control en los partidos, considerando que realizar largas charlas no es su estilo. “Los entrenadores hablamos demasiado y decimos poco”, ha declarado en varias ocasiones. Para él, lo crucial es entender cómo dominar el juego sin obsesionarse con la posesión del balón. “Lo que quiero es tener el control y llevar la iniciativa", subraya Ramírez, quien ya ha dejado claro su enfoque ofensivo y vertical.

Además de trabajar el crecimiento de sus futbolistas, Ramírez está consciente de que su labor implica también ayudar a modernizar un Real Zaragoza que necesita urgentemente elevar su calidad deportiva. Esto incluye la evaluación del futuro de jugadores como David Navarro, quien, bajo la dirección de Ramírez, podría tener un papel clave o ser reubicado dependiendo de sus decisiones estratégicas.

Ramírez llega al Zaragoza tras una efímera etapa en el Al-Wakrah Sport Club de Catar, donde participó en solo siete partidos. La falta de conexión con el equipo fue evidente, dado que su balance fue de tres victorias, dos empates y dos derrotas. Este trasfondo es una piedra de toque para un entrenador que siempre ha necesitado un entorno de confianza total para desarrollar su indudable potencial como formador.

Su filosofía futbolística se basa en la creación, conquista y defensa de espacios, conceptos que fueron moldeados por Roberto Olabe, un mentor que dejó una profunda huella en la carrera de Ramírez. Esta metodología se traduce en un estilo de juego que enfatiza la ocupación inteligente del espacio en el campo, logrando que sus equipos tengan un enfoque ofensivo sólido desde el primer pase.

La flexibilidad táctica es una de sus mayores armas: puede implementar diferentes formaciones como el 4-4-2 o el 3-4-3, dependiendo de la situación del juego. Se opone al modelo del entrenador autoritario y prefiere escuchar y valorar las opiniones de sus asistentes y jugadores, cultivando así un ambiente de respeto y colaboración.

Los que mejor conocen a Ramírez aseguran que está sobradamente preparado para asumir cualquier reto, destacando su paso por el Sporting, donde dejó una huella imborrable al devolver al club opciones reales de ascenso. En el Zaragoza, su propuesta de juego ofensivo y dinámico promete ser la chispa necesaria para revitalizar a un equipo que en los últimos años ha navegado por la inestabilidad. Con su liderazgo, el Real Zaragoza podría encontrar finalmente la consistencia y el éxito tan deseados.