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El impactante juicio del asesinato de Juana Canal: El acusado se declara víctima

2024-09-17

En un drástico giro de eventos, el acusado en el caso del asesinato de Juana Canal ha llegado a la Audiencia Provincial de Madrid, donde se presenta vestido de negro y con las manos esposadas. La presencia mediática era palpable mientras ingresaba al juzgado, donde se enfrenta a una grave acusación de homicidio.

Jesús, el procesado, ha dado su versión de los hechos de una manera sorprendente, autoproclamándose como víctima de maltrato. Describe a Juana como "una persona muy violenta" y aunque la ha calificado como "la mujer de su vida", ha intentado justificar su accionar al alegar que entró en pánico y que el terror lo llevó a descuartizar su cuerpo tras matarla.

La fiscalía solicita una condena de 15 años de prisión, en línea con lo que exige la familia de Juana, que está representada por el abogado Juan Manuel Medina. Se argumenta que el crimen fue un acto con agravantes de género, mientras que la defensa sostiene que se trató de un homicidio imprudente, lo que podría llevar a una prescripción de cinco años.

Durante la vista, quedó expuesto que la muerte de Juana ocurrió tras una fuerte discusión en la cual Jesús la golpeó en el cuello hasta dejarla inerte. Sin embargo, no hay pruebas concretas, como autopsias que determinen la causa exacta de la muerte o grabaciones del momento del crimen, lo que complica el caso desde el punto de vista acusatorio.

Los restos de Juana fueron hallados en abril de 2019 en una finca en Ávila, pero su familia no fue informada del descubrimiento hasta octubre de 2022. Esto ha generado un profundo dolor y una sensación de injusticia en sus allegados, quienes han estado esperando respuestas por más de dos décadas.

El letrado de SOS Desaparecidos ha enfatizado que permitir que Jesús quede libre sería como "asesinar a Juana Canal una vez más", resaltando la continuidad del sufrimiento de la familia. El abogado señaló que un veredicto de homicidio imprudente representaría un fracaso del Estado de derecho, haciendo hincapié en que las víctimas merecen justicia.

La relación entre Jesús y Juana comenzó en septiembre de 2002, después de lo cual Jesús se mudó con ella y sus hijos. Sin embargo, en el juicio ha mencionado que Juana luchaba contra el alcoholismo, lo que supuestamente contribuyó a la violencia en su hogar.

Esa fatídica noche de febrero de 2003, Jesús sostiene que la pelea estalló sin razón aparente y que fue agredido por Juana antes de que él reaccionara. A pesar de que la policía acudió a su hogar tras una llamada, decidieron irse al no encontrar razones para intervenir.

Las declaraciones escabrosas de Jesús continúan, afirmando que, tras la discusión y el aparente accidente que llevó a la muerte de Juana, se sintió amenazado y cambió su relato para encubrir su manipulación. Relató cómo trató de deshacerse del cuerpo, manteniendo que su miedo lo llevó a cometer actos horrendos, como el descuartizamiento.

Un detalle impactante en el juicio fue la declaración de que, tras la muerte de Juana, la escondió en el baño y finalmente optó por un intento fallido de ocultar su crimen al llevar las partes del cuerpo a diferentes contenedores en Madrid. Aunque su declaración de arrepentimiento ha sonado en varias ocasiones, muchos siguen cuestionando la veracidad de sus afirmaciones y la realidad de su papel como víctima.

El caso de Juana Canal no solo pone de manifiesto la violencia de género en nuestra sociedad, sino que también refresca la conversación sobre cómo las víctimas y sus familias continúan enfrentándose a un sistema que a menudo parece fallarles. La decisión del tribunal es esperada con gran interés, ya que tocará el núcleo de lo que significa buscar justicia en un entorno que ha sido testigo de tanto dolor.