El próximo 6 de octubre de 2024 promete ser un día histórico para Vitoria, cuando la ciudad entera se vista de los colores blanquiazules del Deportivo Alavés. La emoción y la adrenalina alcanzarán su punto máximo cuando el equipo local se enfrente al poderoso FC Barcelona en el Estadio Mendizorroza. A las 16:15 horas, los aficionados se preparan para disfrutar de un espectáculo que va más allá de un simple partido de fútbol; es una batalla por el orgullo y la pasión de toda una localidad.

Sin embargo, en un giro inesperado, el club ha decidido cerrar la puerta a las entradas para el fútbol base, afectando a los jóvenes talentos que suelen asistir a estos encuentros. Tradicionalmente, había un número reservado de boletos para los futbolistas de las categorías inferiores, pero en este caso, solo se habilitarán entradas para los filiales.

Esta decisión ha generado un fuerte descontento entre los demás equipos del fútbol base, que reconocen la importancia de contar con el apoyo de los jóvenes en este tipo de encuentros. La razón detrás de esta medida parece radicar en intereses económicos, ya que el club busca maximizar la asistencia y los ingresos en un partido que generará altas expectativas debido a la presencia del FC Barcelona.

A medida que avanza la temporada, se teme que esta norma se convierta en una práctica habitual. La posibilidad de que las futuras jornadas contra gigantes como el Real Madrid y el Athletic Club sigan la misma tendencia deja a muchos aficionados preocupados. Además, esta nueva política podría marcar el fin de una costumbre arraigada, donde los canteranos y sus familias fuesen parte del espectáculo.

No es la primera vez que la afición del Deportivo Alavés expresa su descontento. Recientemente, la grada de animación, Iraultza 1921, lanzó un comunicado exigiendo horarios dignos para los partidos y sugiriendo que podrían dejar sus asientos vacíos en señal de protesta por el trato que reciben.

El Deportivo Alavés, que ha demostrado tener una de las aficiones más leales y numerosas de LaLiga, ya ha logrado llenar su estadio en múltiples ocasiones. En la temporada pasada, Mendizorroza vibró a tope cuando todos los asientos se ocuparon, mostrando así el gran apoyo hacia el equipo. Este año, la expectativa de un 'sold out' se repite, pero el costo de esta tradición podría ser alto si los jóvenes no tienen la oportunidad de vivir en primera persona lo que es un partido contra uno de los clubes más grandes del mundo.

En resumen, el enfrentamiento con el FC Barcelona no sólo será un duelo futbolístico, sino también un examen de la lealtad del club hacia sus raíces y su compromiso con el desarrollo del fútbol base. Cada movimiento cuenta, y los aficionados esperan que el espíritu de la comunidad prevalezca sobre los intereses económicos.