La Red Eléctrica de España ha tomado la drástica decisión de desconectar parte de la gran industria nacional para mantener el equilibrio del sistema eléctrico, y esto ha ocurrido durante dos días consecutivos desde el miércoles. La situación es preocupante, y no se descarta que más desconexiones sean necesarias en el futuro cercano.

La noche del miércoles, se activó el Servicio de Respuesta Activa de la Demanda (SRAD), un mecanismo de flexibilidad que permite compensar a las industrias que deben detener su actividad para ajustar la oferta y demanda del sistema eléctrico. Durante los últimos dos días, se ha interrumpido alrededor de 609 MW de demanda, resultando en la desactivación de más de 1.400 MWh de energía que no llegó a las fábricas.

Los precios por esta energía han sido considerablemente altos, alcanzando entre 156 y 174 €/MWh en estas ocasiones, sumando además una prima de 40 €/MWh, lo que incrementa aún más los costos. El impacto económico de estas paradas de dos horas y media cada día se eleva a cerca de 590.000 euros.

Fuentes de Red Eléctrica han explicado que la activación del SRAD el 11 de diciembre a las 18:30 se realizó para garantizar los niveles de reserva del sistema y que, aunque no se comprometió el suministro, se reflejan ciertos desequilibrios en la red.

Entre las principales causas de este conflicto eléctrico se encuentra la inoperatividad de los dos reactores de la central nuclear de Ascó. Uno de ellos se encuentra en parada programada para recargar combustible, mientras que el otro ha tenido un incidente menor que lo ha mantenido inactivo durante un tiempo prolongado. Esta situación ha resultado en la pérdida de 2.000 MW de capacidad de generación de energía base, vital para el funcionamiento del sistema.

El impacto de esta falta de generación nuclear ha coincidido también con una disminución en la producción eólica y solar, justo cuando la demanda eléctrica está aumentando debido a las bajas temperaturas. Sin la energía proveniente de Ascó, la Red Eléctrica se ve forzada a utilizar soluciones menos eficientes, como la energía hidroeléctrica, que ha tenido que liberar agua para generar más de 8.000 MW.

Este tipo de crisis ha sucedido anteriormente, con la central de Ascó como causante, lo que sugiere la urgente necesidad de revisar la viabilidad del cierre de las plantas nucleares en España. Si esta tendencia continúa, el apagón de la industria podría convertirse en un problema recurrente, afectando la economía y las operaciones industriales del país. ¿Está España preparada para afrontar el futuro energético sin su capacidad nuclear?