La empresa estadounidense Interlune está dando un gran paso hacia el futuro al anunciar su ambiciosa misión Prospect Moon, la cual tiene como objetivo extraer helio-3 de la Luna para el año 2027. Este isótopo, esencial para la computación cuántica y como potencial combustible en reactores de fusión nuclear, podría cambiar el rumbo de la tecnología y la energía en la Tierra.

El helio-3 es un recurso muy escaso en nuestro planeta, con una proporción de tan solo una parte por millón en comparación con el helio-4, su variante más común. Sin embargo, en la Luna, gracias a su constante exposición al viento solar, el helio-3 se encuentra en abundancia, atrapado en pequeñas burbujas dentro del regolito lunar.

Este fenómeno ocurre debido a la falta de un campo magnético en la Luna, lo que permite que partículas energéticas del sol se acumulen en su superficie. Se estima que el valor del helio-3 podría alcanzar hasta 20 millones de dólares por kilogramo, un atractivo económico que ha entusiasmado a científicos e inversionistas.

Interlune, fundada en 2020 y con sede en Seattle, se ha propuesto demostrar la viabilidad comercial de la minería lunar. Para ello, planean utilizar un módulo de aterrizaje lunar a través del programa Servicios de Carga Lunar Comercial (CLPS) de la NASA. Este módulo llevará equipos científicos avanzados, incluyendo un sistema para muestrear el regolito, un procesador mecánico de helio-3 y un espectrómetro de masas, que ayudarán a determinar la cantidad real de helio-3 disponible en la Luna.

A pesar del prometedor panorama, la viabilidad del proyecto aún levanta dudas. La información sobre las cantidades de helio-3 en la Luna proviene principalmente de datos remotos y de pequeñas muestras recogidas en las misiones Apolo, que solo contenían cantidades ínfimas del isótopo. Existe la posibilidad de que parte del helio-3 se haya perdido en el complicado regreso a la Tierra, y la única manera de confirmarlo es a través de la extracción directa a gran escala.

Además de los desafíos científicos y técnicos, el proyecto de minería lunar plantea cuestiones legales y éticas. Actualmente, no existe un marco regulador claro sobre la propiedad de los recursos lunares. A pesar de que los tratados internacionales prohíben que un país reclame soberanía sobre la Luna, la creciente actividad minera por parte de empresas privadas suscita temores sobre quién tendrá derecho a explotar estos recursos. Esto ha generado un intenso debate sobre el impacto ambiental y las consideraciones culturales de llevar a cabo esta actividad en un cuerpo celeste que tiene un valor simbólico significativo para la humanidad.

Algunos científicos, como Clive Neal de la Universidad de Notre Dame, minimizan las preocupaciones medioambientales argumentando que "no hay vida allí, entonces, ¿por qué necesitamos preservar el medio ambiente?". Sin embargo, este punto de vista es controvertido y ha sido objeto de intensas discusiones en la comunidad científica. A medida que la minería lunar avanza, la pregunta sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica con la preservación del espacio celestial seguirá siendo un tema candente en los próximos años.

Así que, mientras Interlune se prepara para emprender este viaje histórico hacia la explotación de recursos lunares, el mundo observa atentamente: ¿será este el principio de una nueva era espacial o una carrera que podría llevar a la explotación irresponsable del cosmos?