Después de seis largos años de intentos fallidos, conversaciones estériles y comisiones parlamentarias sin éxito, el PSOE ha logrado un acuerdo histórico para reformar la polémica ‘ley mordaza’, que se había convertido en uno de los principales simbolismos de su falta de acción. La ley de Seguridad Ciudadana, que fue impuesta por el PP en 2015, parece estar en su recta final hacia la eliminación de sus aspectos más controversiales, siendo la prohibición de las pelotas de goma el gran punto de inflexión en la negociación.

En un giro inesperado, EH Bildu se ha erigido como el héroe del acuerdo que el PSOE y Sumar habían intentado alcanzar sin éxito durante la pasada legislatura. Esta reforma no solo busca reforzar la imagen del presidente Pedro Sánchez ante la creciente presión de la oposición, que insiste en que no tiene la mayoría parlamentaria suficiente, sino también ofrecer una salida que permita cohesionar a los grupos que apoyaron su investidura hace casi un año.

Una de las principales concesiones ha sido el acuerdo sobre el uso de pelotas de goma, que las fuerzas separatistas incapacitaban en sus respectivos territorios y que el PSOE inicialmente se negaba a eliminar. Ahora, se establece que su prohibición será progresiva, y será el propio Gobierno quien determine cómo y cuándo se sustituirán por métodos menos lesivos. Esto representa una victoria importante para los grupos de izquierda que han luchado por la eliminación de estos materiales, considerados peligrosos en manifestaciones.

Otro tema candente de la reforma son las controvertidas devoluciones en caliente de inmigrantes. Aunque ha habido un compromiso del Gobierno para estudiar una reforma de la ley de extranjería que proteja los derechos de los inmigrantes que solicitan asilo político, no se ha previsto una prohibición expresa de estas prácticas, lo cual ha generado críticas entre algunos sectores.

En el PSOE, la aprobación de esta reforma se ve como una necesidad preeminente para fortalecer su posición ante la inminente negociación presupuestaria y combatir la percepción de debilidad en el Parlamento. La portavoz de EH Bildu ha declarado que ‘hoy es un gran día’ y el portavoz de Sumar, Enrique Santiago, ha afirmado que este acuerdo da esperanza de una ‘legislatura larga’ y demuestra que se está avanzando en las prioridades de las fuerzas progresistas.

Sin embargo, la oposición ya ha comenzado a lanzar reproches, especialmente de Podemos, cuyas críticas subrayan que el acuerdo es insuficiente y que no se está garantizando la prohibición efectiva de las pelotas de goma. Además, el apoyo de Junts sigue siendo incierto a pesar de su historial de oposición a la ‘ley represiva’. Hay un ambiente de incertidumbre en la opinión sobre si este consenso será suficiente para pasar la reforma.

El pacto incluye muchas de las enmiendas que ya habían sido presentadas por EH Bildu y ERC en la legislatura anterior, lo que pone de manifiesto que hay una serie de fuerzas políticas con un interés común en eliminar estos instrumentos de control social. Se espera que el proceso legislativo avance rápidamente en el Congreso, consolidando un acuerdo que se ha estado gestando durante demasiado tiempo. La pregunta ahora es si este es realmente un cambio duradero o simplemente un intento más por parte del Gobierno de salir de la crisis de confianza en la que se encuentra.