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¡Trump Regresa y la Resistencia se Reorganiza!

2025-01-18

Autor: Francisco

Emily Witt, autora de *Salud y Seguridad*, presenta un brillante ensayo sobre la primera presidencia de Donald Trump, uno de los más aclamados en Estados Unidos para 2024. Recuerda que cuando Trump asumió el cargo en 2017, se preparó mentalmente para participar en múltiples protestas, comenzando con la Marcha de las Mujeres que reunió a aproximadamente 400,000 personas, superando en número a la asistencia de la inauguración. Esta manifestación marcó un hito en la historia de la movilización cívica en el país, estableciendo un récord que aún perdura.

Sin embargo, con el tiempo, la euforia de las protestas fue menguando, y Witt observa cómo el país comenzó a acostumbrarse a una nueva realidad bajo la presidencia de Trump. A medida que se sucedían los escándalos, la memoria del público se desvanecía rápidamente, enterrando cada crisis bajo una nueva.

Este fin de semana, en un contexto en el que Trump se prepara para una nueva presidencia, diversas organizaciones y aliados se unieron en Washington para realizar la "Marcha de la Gente", esta vez ampliando las prioridades de la resistencia a temas como la justicia climática, la defensa de la democracia y los derechos humanos, así como la lucha contra la crisis de Gaza.

La protesta, aunque más pequeña en comparación a las de años anteriores, se esperaba que atrajera a hasta 50,000 personas. Los asistentes llegaron con mensajes que demandaban el regreso de una democracia funcional, y algunos hacían eco del humor que solía caracterizar las protestas, aludiendo a las famosas salidas de tono del expresidente.

A pesar de las adversidades climáticas, incluyendo frío y lluvia, la participación fue notable. Mientras algunos asistentes expresaban su agotamiento y frustración por la aparente ineficacia de sus esfuerzos, otros destacaban la relevancia de ampliar el foco de la protesta como un signo de resistencia renovada. "Esta vez, lucharemos de forma diferente, enfocándonos en el trabajo dentro de los sistemas judiciales y legislativos", observó una voluntaria destacada.

Los días previos al evento fueron marcados por tensiones y debates sobre la legitimidad de la nueva toma de posesión de Trump. A diferencia de su primera presidencia, donde las celebridades y activistas estaban al frente de las protestas, esta vez muchos se veían distraídos por temas urgentes en sus propias comunidades. Aun así, Washington se preparaba para recibirlo con una ceremonia que se esperaba recaudara un total exorbitante.

Por otro lado, la experiencia acumulada de la resistencia contra Trump parece haber llevado a una transformación táctica. Un análisis reciente indica que el enfoque ha cambiado de la intensa oposición a una estrategia más pragmática y cooperativa, donde algunos líderes demócratas buscan coexistir con la administración de Trump para poder pasar la tormenta sin causar un colapso adicional.

Desde que Trump lanzó su campaña centrada en la política migratoria, organizadores de derechos humanos han estado en estado de alerta. Con promesas de deportaciones masivas que comenzarán pronto, las comunidades se preparan para resistir estas medidas, confiando en que la intervención legal puede retrasar acciones de impacto inmediato. Mientras tanto, la atmósfera en Washington, saturada de eventos lujosos para la élite y el acomodamiento, contrasta con el sentimiento del electorado local, que se sintió marginado y con miedo ante los cambios que se avecinan.

Por último, es un hecho que el regreso de Trump no sólo marca una nueva era política, sino que redefinirá las estrategias de oposición. Lo que alguna vez fue resistencia activa podría transformarse en una subterránea pero decidida lucha por mantener los derechos y libros abiertos en una era donde el cambio es la única constante.