A pocos días del regreso de Donald Trump al poder como presidente de los Estados Unidos, el político republicano ya está delineando sus planes de política exterior que prometen agitar el panorama internacional.

La primera parada de su ambicioso objetivo es Panamá, un país estratégico para el comercio estadounidense gracias al Canal de Panamá, que conecta el Océano Pacífico con el Atlántico. Trump ha expresado su intención de eliminar las altas tarifas impuestas por el gobierno panameño, al considerarlas "una estafa" contra Estados Unidos. "Las tarifas que cobra Panamá son ridículas", afirmó en su red social Truth Social, añadiendo que esta "estafa" debe acabarse de inmediato. Además, planea restringir la influencia comercial de China en la región, que actualmente es un gran usuario de esta vital infraestructura.

Pero esto no es solo un ataque unilateral hacia Panamá; Trump busca recuperar la hegemonía estadounidense en América del Norte. Su mirada se extiende hacia Canadá y México, donde busca reafirmar su influencia y reestructurar acuerdos comerciales.

Uno de sus objetivos más ambiciosos es Groenlandia, actualmente administrada por Dinamarca. Según expertos en relaciones internacionales, esta maniobra sería crucial para acceder a las reservas energéticas de la isla, que posee significativos yacimientos de gas, petróleo y minerales. Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales, explicó: "La posesión de Groenlandia otorgaría a Estados Unidos un control energético vital en el Ártico y más allá".

Las tensiones con México también están en el horizonte. Además de su planteamiento sobre la devolución en caliente de menores, Trump ha manifestado su intención de utilizar aranceles severos para intervenir en la economía del país vecino. Este enfoque podría intensificar las ya frágiles relaciones bilaterales y afectar el comercio en la región.

En resumen, con un plan que abarca desde el control comercial en el Canal de Panamá hasta la posesión estratégica de Groenlandia, Trump está preparándose para un segundo mandato que podría reconfigurar no solo la política estadounidense, sino también la estabilidad en el continente americano. ¿Estados Unidos está listo para la nueva era de Trump en la política internacional?