Recientemente se ha publicado el informe de la autopsia de Hvaldimir, la ballena que se hizo famosa en 2019 por su supuesta relación con la inteligencia rusa y que fue encontrada muerta a finales de agosto en las aguas de Noruega. La Policía Noruega ha descartado cualquier intervención humana en su muerte, y ha revelado que los órganos del cetáceo se encontraban en un estado avanzado de descomposición.

Tras un pormenorizado análisis, las autoridades noruegas confirmaron que no había proyectiles en el cuerpo de Hvaldimir. Sin embargo, encontraron un palo de 35 centímetros atascado en su boca, lo que podría haber causado lesiones graves. Según el oficial de policía Amund Preede Revheim, “el informe concluyó que la causa probable de la muerte fue una infección bacteriana, posiblemente resultado de heridas en su boca causadas por el palo”.

Desde que Hvaldimir emergió en aguas noruegas como una beluga con un comportamiento curioso en 2019, muchas personas comenzaron a especular sobre su posible papel como espía ruso, lo que lo convirtió en un fenómeno mediático. Sin embargo, la trágica noticia de su muerte sorprendió a muchos. La ONG OneWhale y NOAH, la mayor organización noruega de defensa de los derechos de los animales, habían sugerido previamente que la ballena pudo haber muerto por heridas de bala, pero ahora sabemos que esta información fue errónea.

Además, se encontraron lesiones superficiales en su piel, las cuales fueron interpretadas como resultado de picoteos de aves, lo que añade un giro inquietante a su historia. La falta de evidencia de disparos llevó a las autoridades a cerrar la investigación, afirmando que “no hay nada en los exámenes que sugiera que Hvaldimir fue asesinada ilegalmente”.

Este caso plantea importantes preguntas sobre la protección de los cetáceos en las aguas noruegas y cómo la interacción humana puede impactar negativamente a estas especies. Con el cambio climático que afecta a los océanos, el futuro de las ballenas y otros mamíferos marinos se convierte en una preocupación cada vez más apremiante. La historia de Hvaldimir no solo nos recuerda la fragilidad de estas hembras, sino también la urgencia de la conservación marina.