¡Revolución en el Sabor! Un equipo de genetistas descubre cómo potenciar el gusto de los tomates sin comprometer su tamaño
2024-11-13
Autor: Laura
Hace dos décadas, el biólogo español Francis Mojica realizó un hallazgo que cambiaría el rumbo de la biotecnología moderna. Su estudio sobre unos microbios de Alicante reveló el uso de minúsculas tijeras, conocidas como CRISPR, que permiten editar el ADN con una precisión sorprendente. Este descubrimiento llevó a Mojica a convertirse en pionero en un campo que, junto a las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, fue reconocido con el Premio Nobel de Química en 2020. Hoy, esta tecnología da un paso adelante al ofrecer tomates más sabrosos, un sueño que muchos agricultores estaban esperando.
En este emocionante avance, el científico chino Jinzhe Zhang compartió su alegría al degustar sus tomates modificados, afirmando: “Simplemente saben a tomate, pero son un poco más dulces”. Para entender por qué esto es tan impactante, hay que remontarse a la historia: hace más de 5,000 años, en lo que hoy es Perú y Ecuador, se cultivó el ancestro salvaje del tomate, que apenas alcanzaba un centímetro de tamaño. A Europa llegó en el siglo XVI, presentando una paradoja: los tomates más grandes tenían un sabor notablemente inferior. Resultado de siglos de selección, hoy vemos tomates en los supermercados que son hasta 100 veces más grandes que sus antepasados, pero que carecen de un sabor auténtico.
El avance más reciente en el ámbito de la genética del tomate se debió a la identificación de regiones genéticas vinculadas a 13 compuestos químicos que son responsables del sabor en variedades ancestrales, descubrimiento que fue destacado en la revista *Science*. Este miércoles, el equipo de Zhang anunció que han inactivado dos genes específicos mediante CRISPR, logrando incrementar en un 30% los niveles de azúcares (fructosa y glucosa) en los tomates sin alterar su tamaño. Este revolucionario estudio se publicó en la revista *Nature*.
Sin embargo, hay un pequeño inconveniente: aunque el sabor aumentará, la cantidad de semillas podría reducirse y ser más ligeras. Zhang observa que esto no comprometerá la viabilidad comercial del nuevo tomate, revelando que el primer producto genéticamente modificado y aprobado para consumo humano fue precisamente un tomate, editado para contener altas concentraciones de ácido gamma-aminobutírico, conocido por sus propiedades beneficiosas para la salud, como la reducción de la presión arterial.
El director de esta nueva investigación, Sanwen Huang, está solicitando patentes para su innovador método y asegura que su equipo quiere replicar este éxito en otras frutas como manzanas, peras y naranjas. Son optimistas y ya están colaborando con empresas para llevar al mercado estas nuevas variedades de tomate.
El renombrado genetista Antonio Granell, que trabaja en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas en Valencia, ha colaborado con Zhang en investigaciones anteriores. Si bien celebró el avance, también advirtió que, aunque el 60% de los catadores notó un incremento en el dulzor, el 40% restante no encontró diferencias significativas. Granell está convencido de que hay un potencial aún mayor para mejorar el sabor, ya que algunos tomates cherri pueden alcanzar hasta 12 grados Brix, una escala que mide la concentración de azúcares en los frutos.
Además de la genética, Granell colabora con la cooperativa Granada La Palma, que cultiva el tomate Amela, uno de los más caros de España, alcanzando precios de hasta 30 euros por kilo gracias a su notable dulzor y calidad, logrado mediante un control meticuloso de factores como el riego y los nutrientes.
El profesor Rafael Lozano, también genetista, expresó su entusiasmo por estos avances, recordando su propia lucha en 1994 para hacer tomates más sabrosos sin comprometer su tamaño. Aunque su equipo no tuvo éxito en ese momento, el ingenio del equipo de Huang para utilizar las tijeras CRISPR ha sido aclamado. "El nuevo estudio es una importante contribución a un clásico problema agrícola y abre un camino hacia el desarrollo de tomates de mejor calidad”, concluyó Lozano, quien también está investigando cómo ajustar la acidez y las vitaminas en los tomates utilizando tecnología similar.
Este avance marca un nuevo capítulo en la agricultura y la biotecnología; el futuro del tomate no solo promete una mejor experiencia gastronómica, sino también un impacto positivo en la salud de los consumidores, ¡y quién sabe cuántos otros avances deliciosos están por venir!