En un emocionante avance en la investigación sobre el Alzheimer, un equipo internacional de científicos ha desvelado un complejo mecanismo relacionado con la 'microglía oscura', un tipo de célula que podría estar exacerbando esta devastadora enfermedad que afecta a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Este descubrimiento, liderado por la investigadora turca Pinar Ayata y con la colaboración de la neurocientífica canadiense Marie-Ève Tremblay, ha abierto nuevas puertas hacia tratamientos potenciales.

La microglía fue descubierta en 1918 por el destacado científico español Pío del Río Hortega, quien realizó sus investigaciones en medio del bullicio del carnaval en Madrid. A pesar de que su trabajo le valió estar nominado tres veces al Premio Nobel de Medicina, el descubrimiento de este tipo celular ha sido poco reconocido. La microglía, descrita originalmente por Hortega como células que depuran desechos en el sistema nervioso, se ha revelado como un actor clave en diversas patologías.

El hallazgo que acaba de publicarse en la revista Neuron indica que la microglía oscura no solo existe en el cerebro de los pacientes con Alzheimer, sino que también produce y libera lípidos tóxicos que dañan las neuronas. En estudios realizados con ratones, se ha demostrado que inhibir este mecanismo podría prevenir la neurodegeneración asociada al Alzheimer. Este avance se considera un objetivo prometedor para el desarrollo de terapias farmacológicas que podrían ralentizar o incluso revertir los efectos de la enfermedad.

La neurocientífica Amanda Sierra ha dado una poderosa metáfora al comparar la microglía con el dios romano Jano, que tenía dos aspectos: el de la guerra y el de la paz. “La microglía puede actuar como un protector del sistema nervioso, pero en un entorno dañino como el del Alzheimer, se transforma en un agente perjudicial,” explica Sierra, subrayando el impacto negativo que pueden tener estas células cuando se ven afectadas.

Recientemente, investigaciones complementarias han indicado que la formación de placas de beta amiloide, una proteína asociada con el Alzheimer, se origina en la microglía. Este descubrimiento se suma a la evidencia de que esta forma de microglía oscura no solo está relacionada con la enfermedad, sino que tiene un papel causal en su desarrollo, lo cual abre un nuevo camino en la búsqueda de tratamientos eficaces.

Bart De Strooper, un destacado experto en Alzheimer, ha elogiado el estudio, aunque subraya que la investigación aún debe abordar algunas cuestiones clave, como la naturaleza exacta de la relación entre la microglía y la neurodegeneración. Resaltando la necesidad de más investigaciones, De Strooper también señala el legado de Pío del Río Hortega, cuyo trabajo, aunque ignorado durante su vida, continúa influyendo en la neurociencia moderna.

La historia del descubrimiento de la microglía oscura es un recordatorio de cómo el trabajo pionero de los científicos del pasado sigue teniendo un impacto crucial en la ciencia actual. A medida que la comunidad científica se adentra más en sus misterios, la esperanza de desarrollar tratamientos para el Alzheimer se vuelve más tangible y emocionante.