El dolor de espalda es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo, y las cifras son alarmantes: se estima que más de 600 millones sufren de esta molestia. De hecho, para el año 2050, se proyecta que esta cifra alcanzará los 843 millones. Pero, ¿qué tal si te dijera que hay un hábito simple que podrías incluir en tu rutina diaria para aliviar ese sufrimiento?

Según fisioterapeutas, caminar es una de las mejores formas de combatir el dolor de espalda. A medida que caminas, no solo te pones en movimiento, sino que también ayudas a mejorar tu postura y a aliviar la presión que acumulan músculos y articulaciones debido al sedentarismo. Liz Pignatiello, experta en salud deportiva del sistema de salud atlántico en EE. UU., afirma que caminar es un ejercicio accesible y fácil que todos podemos incorporar en nuestras vidas diarias, y que puede llevar a mejoras significativas en la condición de quienes sufren de esta dolencia.

Además, un estudio reciente publicado en la revista The Lancet ha revelado que las personas que caminaban regularmente experimentaban una notable reducción en la recurrencia del dolor de espalda. De hecho, aquellos con antecedentes de dolor en esta área disfrutaron de un tiempo doble sin molestias al caminar con regularidad.

Un hallazgo interesante de la investigación es que existe una clara relación entre la actividad física y la mejora del dolor de espalda. Las personas que padecen dolor crónico a menudo presentan cambios en la anatomía y funcionamiento de su columna vertebral, además de debilidad en los músculos de la zona lumbar. Incorporar caminatas a tu rutina no solo fortalece estos músculos, sino que también mejora la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos, uno de los factores clave para la recuperación.

Los beneficios de caminar no se limitan solo a la espalda. Este ejercicio aeróbico promueve la salud cardiovascular, reduce la presión arterial, y mejora la salud mental al liberar endorfinas que generan una sensación de bienestar. Además, caminar al aire libre aporta aire fresco y la necesaria vitamina D del sol, lo que puede elevar tu estado de ánimo y disminuir la ansiedad.

¿Te preguntas cuánto deberías caminar? Para aquellos que están comenzando o que tienen dolor intenso, se recomienda empezar con caminatas cortas, aumentando poco a poco la duración. Un objetivo ideal podría ser caminar de 10 a 30 minutos al día, cinco días a la semana.

Antes de iniciar este hábito, es aconsejable consultar con un médico o fisioterapeuta. Comienza con un paso suave y aumenta la duración de tu caminata gradualmente. Recuerda que el ritmo es fundamental; camina a un paso que te permita mantener una conversación. Evita las caminatas demasiado lentas, que podrían causar tensión, o las muy rápidas, que podrían sobrecargar tu columna.

Es importante permanecer atento a las señales de tu cuerpo. Si sientes dolor o te sientes fatigado, haz pausas o considera dejarlo para otro día. La clave está en escuchar a tu cuerpo y disfrutar de los beneficios que ofrece esta sencilla pero poderosa actividad.

Así que si te encantaría decir adiós a las molestias de espalda, empieza hoy mismo a caminar. No te desanimes si al principio te cuesta; con el tiempo, se volverá más fácil. E incluso si prefieres mantenerte en casa, puedes optar por una caminadora y disfrutar de tu programa favorito. ¡Tu espalda y tu salud te lo agradecerán!