¿Quién soy yo sin mi trabajo? Los peligros de construir nuestra identidad en torno a nuestras profesiones
2025-01-04
Autor: Carmen
Una de las preguntas más profundas y existenciales que los seres humanos nos hemos planteado a lo largo de la historia es: '¿Quién soy?' Desde la filosofía hasta la psicología, pasando por la espiritualidad y el arte, esta interrogante nos empuja a reflexionar sobre nuestra identidad más íntima. No se trata solamente de nuestro nombre, ocupación o roles que desempeñamos, sino también de comprender qué nos define más allá de las etiquetas externas que la sociedad nos impone.
Las etiquetas son componentes de nuestra identidad, reflejan nuestra biografía y nos permiten definirnos: soy tímida, catalana, deportista, psicóloga, periodista, madre, entre otras. Cada etiqueta conlleva información significativa que ayuda a entender nuestras maneras de ser, habilidades, valores, ideas y creencias, y facilita la conexión con personas que comparten intereses similares, generando un sentido de pertenencia en distintos contextos sociales. Sin embargo, estas etiquetas pueden volverse limitantes, ya que a menudo no capturan la verdadera profundidad de lo que somos y pueden llevarnos a una identificación excesiva con ellas.
Nuestra esencia va más allá de las etiquetas
Un conocido relato que explora este tema es '¿Quién eres?', incluido en el libro 'La oración de la rana' del sacerdote y psicoterapeuta Anthony de Mello. Este cuento es una profunda reflexión sobre la identidad y cómo nos definimos a nosotros mismos. El mensaje clave es que frecuentemente nos aferramos a roles, títulos o etiquetas sociales como si constituyeran nuestra única identidad, pero lo que realmente somos trasciende esas convenciones.
Es común que muchas personas basen su identidad en su rol laboral. Cuando se presentan, suele ser a través de su profesión: 'Ella es Marta, ingeniera en una multinational', o 'Soy Pedro, catedrático en la universidad'. Esta tendencia indica una relación íntima, a menudo casi fundida, entre la profesión y la identidad personal, alimentada por el valor que la sociedad otorga al éxito profesional y al estatus.
Para muchas personas, la jubilación representa una oportunidad para disfrutar de intereses personales, pasar más tiempo con la familia, viajar o descubrir nuevas pasiones, lo cual generalmente genera un sentido de libertad. Sin embargo, cuando la profesión se convierte en la principal fuente de identidad, la jubilación puede significar no solo el adiós a un trabajo, sino también la pérdida de una parte esencial de nuestro estatus social, lo que a menudo desencadena una crisis de identidad, sobre todo en profesiones que son símbolos de reconocimiento social.
Esta disyuntiva no solo se presenta en la jubilación. A lo largo de la vida, enfrentamos situaciones que nos obligan a desprendernos de nuestro rol laboral, ya sea a causa de un cambio profesional inesperado, una disminución en nuestra carrera, o incluso por un accidente o enfermedad que nos impide seguir en nuestra ocupación. En esos momentos de pérdida, la pregunta '¿Quién soy yo ahora?' puede surgir con fuerza, revelando el impacto que el trabajo tiene en la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Irvin Yalom, psiquiatra y pionero de la psicoterapia existencial, menciona que muchas personas se inquietan ante cualquier amenaza a su carrera o atributos externos, convencidas de que 'yo soy mi trabajo'. En esta situación, se les invita a reflexionar: su esencia no se limita a su carrera o sus roles sociales.
Yalom también introduce la técnica de desidentificación, cuyo objetivo es llevar a las personas hacia el 'centro de la conciencia de sí mismos', ayudándolas a descubrir su esencia. Este proceso implica responder a la pregunta '¿Quién soy yo?' en varias tarjetas, clasificándolas según su importancia y meditar sobre la posibilidad de renunciar a la etiqueta que menos significado tiene, para finalmente reconocer que, aunque esas etiquetas sean valiosas, no son la totalidad de nuestra existencia. Esta enseñanza es fundamental para ayudar a las personas a reconocer su esencia más allá de las convenciones sociales.
Al impartir este tema en mis clases, empleo la imagen de una flor con pétalos, donde cada pétalo representa una etiqueta que nos define. Sin embargo, si perdiéramos algunos o todos esos pétalos, seguiríamos siendo una flor en esencia. Este concepto nos recuerda que la verdadera identidad se encuentra en lo que somos en nuestro núcleo, más allá de las etiquetas que la sociedad nos ha otorgado.