El 2023 ha sido un año espectacular para la mayoría de los activos de riesgo, con los mercados accionarios globales mostrando impresionantes aumentos de doble dígito. El índice Nasdaq estadounidense destacó al alcanzar rentabilidades cercanas al 30%, impulsado en gran parte por gigantes tecnológicos como Nvidia, que han visto sus acciones dispararse casi un 200% gracias a su liderazgo en inteligencia artificial.

Este año se preveía que las reducciones de tasas de interés serían el principal motor de crecimiento, dado que muchos pronosticaban una recesión inminente en Europa y una desaceleración en Estados Unidos. Sin embargo, hemos sido testigos de una resiliencia económica inesperada en los principales bloques económicos, permitiendo a las empresas continuar en su senda de crecimiento tanto en ventas como en beneficios.

En el ámbito doméstico, el índice Ibex-35 de España se ha convertido en uno de los protagonistas del continente, con un aumento superior al 13%. Este desempeño ha sido impulsado por sectores clave como el financiero y el turístico, con empresas como IAG y Aena registrando crecimientos del 100% y 20% respectivamente. Inditex, a pesar de algunos tropiezos recientes, cerrará el año con un aumento cercano al 30%, contribuyendo significativamente al buen desempeño del índice gracias a su considerable ponderación del 15.85%.

Un evento notable de este año fue la salida a bolsa de Cox Energy, una compañía con raíces alicantinas, cuyo principal accionista es el empresario Enrique Riquelme, lo cual resalta el creciente dinamismo del mercado local.

En cuanto a la renta fija, la situación ha sido más dispar. Los bonos de alta calidad crediticia sufrieron el impacto de tasas de interés más altas en el largo plazo, lo que aminoró las expectativas de reducciones de tasas, especialmente en EE.UU. En contraste, la deuda de alto rendimiento (high yield) brilló, alimentada por una menor percepción de riesgo, lo que condujo a una reducción significativa de los márgenes de crédito.

Sin embargo, el 2024 promete traer grandes incógnitas, particularmente en lo que respecta a China y Europa. A pesar de algunos repuntes hacia finales de este año, China sigue lidiando con problemas estructurales en su sector inmobiliario y un crecimiento económico anémico. El estímulo fiscal y monetario que el gobierno está implementando podría, no obstante, empezar a mostrar sus efectos positivos en el 2025.

Europa cierra este año con rendimientos por debajo de los de EE.UU., evidenciado por el CAC-40 francés que cerró en negativo. La incertidumbre política en Francia y Alemania, así como las tensiones derivadas de las políticas comerciales estadounidenses, continúan afectando la economía europea, especialmente en sectores como lujo y automotriz que dependen de la salud de la economía china.

De cara al 2025, las proyecciones apuntan a un crecimiento económico global más moderado. En EE.UU., la promoción de políticas favorables a las empresas, incluyendo recortes fiscales y desregulación, podría ofrecer un impulso a sectores clave como el energético y financiero. Sin embargo, las medidas proteccionistas podrían tener repercusiones negativas, especialmente para Europa y China, así como también para Estados Unidos, disparando los precios.

Por otra parte, en Europa, se espera que la recuperación sea gradual, apoyada en la flexibilización del Banco Central Europeo y una potencial mejora en la demanda externa, particularmente si China logra estabilizar su economía.

Con todo esto en mente, se plantean diversas estrategias de inversión para 2025, donde la diversificación y el análisis cuidadoso del mercado serán esenciales para navegar este escenario incierto. ¡Prepárense, porque el futuro de la inversión nunca fue tan emocionante!