Psiquiatras en la zona cero: ¡Las alarmantes crisis suicidas que acechan a los damnificados!

Rosana Corral, psiquiatra, y su esposo Rafael Tabares, también psiquiatra, han estado en la primera línea de atención en la devastada zona afectada por la DANA en Valencia. Ayer estuvieron en Paiporta, considerada la zona cero, y la semana pasada se trasladaron a Sedaví. "Las crisis suicidas nos preocupan mucho", afirma Rosana, enfatizando las dificultades iniciales para acceder a los pacientes: "Era un caos total, sin organización; nuestra principal preocupación era que los pacientes con problemas graves mantuvieran su medicación psiquiátrica, vital para su salud mental".

Los profesionales han encontrado una situación alarmante, ya que la falta de acceso a medicamentos esenciales podría desencadenar serios problemas de salud, incluyendo el síndrome de abstinencia. Rosana comenta: "El centro de salud en Sedaví estaba completamente arrasado y tuvimos que improvisar un punto de atención médica en un instituto cercano, donde todos los médicos hicieron un esfuerzo increíble para ayudar".

La realidad es que los pacientes que ya sufrían trastornos mentales están experimentando un empeoramiento significativo de su salud. Según Rosana, "los que estaban sanos antes de la crisis son los que lo están manejando un poco mejor, lo cual es preocupante en sí mismo". El estrés agudo parece estar generalizándose, manifestándose especialmente a las cuatro semanas de la catástrofe.

Rosana aclara que la intervención con aquellos que lo han perdido todo es tanto psiquiátrica como psicológica. "Les explicamos que sus emociones son válidas, que pueden integrarlas y que no deben asustarse", dice. La Conselleria de Sanitat ha habilitado un espacio en el Centro de Eventos de Fira Valencia para brindar asistencia psicológica a los familiares de las víctimas, con 30 psicólogos y psiquiatras preparados para ayudar.

Cada día, llegan alrededor de 35 camiones y 30 furgonetas cargados con insumos básicos, mientras que 500 voluntarios trabajan incansablemente para distribuir productos de limpieza, ropa, y preparar 23,000 comidas diarias para los afectados, según cifras oficiales.

Por su parte, Jose Ramis, médico de familia en el centro de salud de Sedaví, también ha estado en la trinchera durante estos días caóticos. Relata cómo los profesionales de la salud se han desplazado a las casas de los pacientes, priorizando a los más vulnerables: "Nuestra obsesión eran los pacientes con problemas de salud mental, ancianos, niños, embarazadas y aquellos con enfermedades crónicas". El complejo trabajo de rescatar a estos pacientes y de garantizar que recibieran la atención necesaria ha sido emocionalmente desgastante.

La situación se agudiza en el caso de las embarazadas, que recibieron asistencia telefónica constante y, en caso de ser necesario, los médicos se presentaban en persona. Jose nunca había enfrentado una experiencia como esta y es consciente del impacto emocional que tiene en su equipo: "Mucha gente está sufriendo, pero hacemos todo lo posible por ayudarles. Esta experiencia me ha marcado de una manera que nunca imaginé".

Esta tragedia nos recuerda la importancia de cuidar la salud mental en medio de la adversidad. Los psiquiatras y médicos en la zona cero están trabajando a contrarreloj para ofrecer un respiro a quienes enfrentan estos momentos devastadores, subrayando que la salud mental es tan crucial como la salud física. ¡La lucha por recuperar la estabilidad psicológica de los damnificados apenas comienza!