¿Por qué es crucial redefinir los diagnósticos de obesidad?
2025-01-19
Autor: Marta
A medida que el mundo enfrenta un alarmante aumento en las tasas de obesidad, la necesidad de repensar las herramientas de diagnóstico se vuelve cada vez más urgente. Especialistas de renombre, a través del portal británico The Independent, han cuestionado el uso del Índice de Masa Corporal (IMC) como un estándar fiable, tras décadas de aplicación. Este método, aunque puede ser un punto de partida, ignora la complejidad del exceso de grasa y sus distintas repercusiones en la salud.
El IMC, que calcula la relación entre peso y altura, ha sido tradicionalmente la clave para diagnosticar la obesidad. Sin embargo, profesionales de la salud han señalado que basarse únicamente en este índice puede causar tanto sobrediagnósticos (identificando erróneamente a personas con alta masa muscular como obesas) como subdiagnósticos (no reconociendo a aquellos con un exceso de grasa perjudicial que pudiera dañar sus órganos internos).
El profesor Francesco Rubino, presidente de la Comisión Lancet y profesor en el King's College de Londres, enfatiza la necesidad de adoptar un enfoque más matizado. En sus palabras: “Etiquetar a individuos activos y saludables como obesos solo por su IMC es un error que desvirtúa su verdadero estado de salud.”
Ante estos retos, expertos han propuesto revisar la forma de diagnosticar la obesidad. La Comisión Lancet sugiere que el IMC debería servir solo como un indicador indirecto, complementado con otras mediciones, como la relación cintura-altura o cintura-cadera, que brindan una visión más completa del impacto del exceso de grasa en la salud.
El efecto de la obesidad se extiende más allá de la salud individual y causa un impacto económico y social contundente. En el Reino Unido, por ejemplo, el Servicio Nacional de Salud (NHS) enfrenta costos que ascienden a aproximadamente 6 mil millones de libras al año, cifra que podría superar los 9.7 mil millones para 2050 si se mantienen las tendencias actuales.
Este crecimiento significativo está ligado no solo a una mayor prevalencia de la obesidad, sino también a enfermedades conexas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los costos no solo son directos; la obesidad impacta la economía en términos de productividad laboral. El aumento del ausentismo, jubilaciones anticipadas por incapacidad y la disminución del rendimiento laboral son solo algunos efectos visibles en comunidades con altos índices de obesidad.
La última 'Encuesta de Salud' de Inglaterra muestra cifras alarmantes: el 29% de los adultos y el 15% de los niños en edades de 2 a 15 años son considerados obesos. Estas estadísticas pone de manifiesto un problema estructural que necesita ser atacado con un enfoque preventivo sólido, así como estrategias de tratamiento más accesibles y equitativas.
Katharine Jenner, directora de la Obesity Health Alliance, advierte que el sistema actual no está equipado para ofrecer soluciones efectivas para quienes más las necesitan. “La prioridad debería ser ayudar a aquellos que luchan contra el exceso de peso, en lugar de obsesionarse con cómo se mide”, declaró Jenner, subrayando las barreras que enfrentan quienes padecen obesidad severa, muchas veces desprovistos de acceso a tratamientos adecuados debido a políticas de prevención ineficaces y una infraestructura de atención insuficiente.
Con el aumento de la obesidad en todo el mundo, una reevaluación de los métodos de diagnóstico y tratamiento es imprescindible. El futuro de la salud pública podría estar en juego si no se toman medidas pronto.