¿Podría Zamora sufrir lo mismo que Valencia en inundaciones?
2024-11-03
Autor: Ana
Zamora cuenta con varias áreas identificadas como zonas de riesgo de inundación, como el curso bajo del Duero entre Toro y Zamora, así como la confluencia de ríos en torno al Esla a la altura de Benavente. Sin embargo, sería casi imposible que la provincia viviera una tragedia tan devastadora como la ocurrida en Valencia durante la DANA. Esto se debe a que las condiciones meteorológicas necesarias, como la caída de hasta 500 litros de lluvia en un solo día, son poco probables en Zamora, donde las precipitaciones anuales son considerablemente más bajas. Para poner esto en perspectiva, el mes más lluvioso registrado en la provincia, diciembre de 1932, solo acumuló 212,6 litros de lluvia.
A lo largo de la historia, los ríos en Zamora han sido responsables de muchas desgracias. Aparte de la tragedia de Ribadelago que dejó 144 muertos debido a la ruptura de una presa, se han registrado numerosos desastres vinculados a las crecidas. Por ejemplo, en 1597, la crecida del Esla devastó Santa Cristina de la Polvorosa, dejando solo la iglesia y dos casas en pie, y en 1962, el pueblo de Villagodio fue arrasado, forzando a muchos vecinos a trasladarse a otros lugares.
La situación en Valencia se debió a un fenómeno meteorológico conocido como sistema convectivo mesoescala, que se caracteriza por tormentas que permanecen en una zona durante horas, en lugar de desplazarse rápidamente. Este fenómeno, combinado con la humedad del Mediterráneo, provocó lluvias torrenciales devastadoras. Aunque ha habido episodios de lluvias torrenciales en la Comunidad Valenciana en décadas pasadas, los lugares afectados eran generalmente pueblos costeros. En situaciones recientes, la lluvia en el interior, como en Torrent, acumuló daños severos debido a la acumulación del agua de los municipios circundantes en una corta temporalidad.
Francisco Cacho, meteorólogo zamorano, subraya que la probabilidad de que Zamora vea un evento meteorológico del tamaño del ocurrido en Valencia es mínima, debido a su ubicación y la falta de humedad necesaria para generar tales tormentas. E incluso si se produjeran lluvias intensas en las provincias cercanas como Burgos, Soria o Valladolid, la capacidad del Duero para manejar el caudal de agua sería mucho mayor que el de los barrancos en otras regiones.
En cuanto a la gestión y prevención de inundaciones, hay que mencionar que se han aprendido lecciones de catástrofes pasadas. Por ejemplo, tras la tragedia de 1956, se realizaron obras en el curso del Turia, evitando que una inundación similar causara miles de muertes en Valencia.
El profesor de Hidrología José María Bodoque, de la Universidad de Castilla La Mancha, ha recalibrado las herramientas que permiten evaluar los riesgos de inundación en el tramo del río Duero y ha destacado que, gracias a normativas actuales, es poco probable que se construya en áreas de riesgo. Sin embargo, el verdadero desafío radica en que gran parte de la construcción en España se desarrolló antes de estas regulaciones, lo que deja zonas vulnerables.
Por último, es vital hacer hincapié en la importancia de una cultura de prevención y concienciación sobre riesgos, como los emitidos por la Agencia Estatal de Meteorología. Muchas personas tienden a desestimar los avisos, lo cual puede resultar en consecuencias serias durante eventos climáticos extremos. La mejora en los mapas de riesgo y una gestión adecuada de las zonas inundables son necesarias para minimizar no solo daños materiales, sino también el costo humano que puede derivar de estos desastres.