Ciencia

Pilar Bardera, jefa de psicología de la UME: “Lo que se ha vivido en la Ciudad de la Justicia, con decenas de cadáveres llegando, ha sido muy duro”

2024-11-05

Autor: Manuel

Pilar Bardera, de 55 años y teniente coronel, lidera la sección de psicología de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en España. Con 30 años como psicóloga militar y 9 al servicio de la UME, ha estado al frente de las operaciones psicológicas durante la devastadora dana en Valencia, que ha dejado un trágico saldo de 215 muertes, 211 de ellas en la Comunidad Valenciana.

Desde el miércoles, Bardera organiza a un equipo de profesionales en las áreas afectadas, brindando apoyo mental tanto a los rescatistas como a los militares que enfrentan la difícil tarea de recuperar cuerpos y atender a la población afectada. "Lo que se han encontrado aquí es horroroso. La realidad de ver llegar, unas y otras vez, a víctimas es devastadora”, comenta visiblemente conmovida.

Además de su labor en la UME, Pilar está colaborando en el establecimiento de un centro de atención psicológica para los familiares de las víctimas y desaparecidos, que comenzará a funcionar pronto. Este punto de asistencia, ubicado en el centro de eventos de Feria Valencia, es fundamental para el apoyo emocional de aquellos que enfrentan la tragedia.

La entrevista tuvo lugar en Massanassa, un núcleo emblemático del desastre, donde la escena es desoladora: máquinas de limpieza, equipos de rescate combatiendo el barro y una fuerte presencia de bomberos y voluntarios trabajando incansablemente. Bardera expresa su desahogo: “Jamás había presenciado algo de tal magnitud en España.”

A la pregunta sobre las características de esta catástrofe, responde que se están viviendo situaciones de un alto impacto emocional. "Los equipos de la UME están entrenados para situaciones extremas, pero esto trasciende lo que hayan experimentado anteriormente. La llegada continua de fallecidos ha generado un impacto difícil de procesar, incluso para aquellos con experiencia previa”, explica.

Sobre las dinámicas de su equipo, revela que dan soporte tanto a sus compañeros de la UME como a la población civil. Su enfoque es integral; además de atender incidentes críticos, están presentes para ofrecer consuelo y asistencia a las familias que han perdido seres queridos. “El trabajo aquí es fluido; nos movemos en parejas para poder dar apoyo donde más se necesita”, aclara.

La situación psicológica de la población civil es preocupante. Ella enfatiza la urgencia de que se ponga en marcha el centro de atención psicológica: “El sufrimiento es abrumador. La gente necesita hablar y ser escuchada, y mientras la adrenalina esté alta, hay mucho que se quedará reprimido hasta que encuentren un espacio seguro para procesarlo.”

“Lo que más afecta son los casos de niños”, añade Bardera con un tono de dolor. Las imágenes de pequeños cuerpos llegan a su mente, seres inocentes que se convierten en un recuerdo imborrable para aquellos que responden a la emergencia. Su experiencia en catástrofes, como el terremoto de Turquía y la erupción de La Palma, le otorgan una perspectiva única, pero esta tragedia la sacude profundamente.

Explica que el trauma ocasionado por desastres naturales es, por lo general, menos intenso que el causado por actos humanos, sin embargo, la magnitud de esta catástrofe ha trastocado esa noción. "Es difícil aceptar que justo al lado de donde la vida sigue normal, otros estén viviendo un infierno. Se generan dos realidades paralelas y, para muchos, la pérdida y la incertidumbre son abrumadoras.”

El nuevo centro de atención a familiares podrá recibir a las personas en duelo de 9:00 a 19:00, y contará con un equipo multidisciplinario para brindar la atención necesaria: psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales estarán listos para servir a quienes lo necesiten en estos momentos de crisis.

Pilar concluye la entrevista reconociendo la magnitud del impacto que esta situación ha tenido en su propia vida: “Cada historia es un recordatorio de lo frágil que es la vida. Nos estamos enfrentando a un desafío emocional sin precedentes, y todos estamos aquí para ayudar en lo que podamos.” Este desastre no solo ha dejado una huella en las comunidades, sino también en aquellos que se encuentran en la primera línea, lidiando con el dolor y la desesperanza.