Paula Badosa ha vuelto a brillar en el circuito de tenis, con un impresionante saldo de 21 victorias en sus últimos 24 partidos. La jugadora ha recuperado su sonrisa y sus resultados son testimonio de su renacimiento, destacándose como la mejor tenista española del momento. En los últimos dos meses, se ha coronado campeona en Washington, alcanzado semifinales en Cincinnati, cuartofinalista en el US Open y sigue luchando en Pekín, donde el próximo sábado se enfrentará a la talentosa Coco Gauff en las semifinales del WTA 1000.

El regreso de Badosa no debería sorprendernos, considerando su enorme potencial. Sin embargo, su ascenso es aún más impresionante si recordamos los oscuros días de mayo, cuando parecía estar atrapada en un agujero negro después de una grave lesión en la vértebra L-4 durante el torneo de Roma.

Después de esa devastadora caída, Paula pasó por momentos difíciles, ausentándose por la segunda mitad de 2023 y enfrentando un arduo proceso de recuperación en 2024. Buscando soluciones, consultó a médicos en Estados Unidos, Suiza, España y Dubái, quienes le advirtieron sobre la cronicidad de su lesión, sugiriendo que solo podría competir con inyecciones de cortisona. En abril, confesó estar asustada ante la incertidumbre de su futura carrera.

Con una rutina intensa, llegando a estar hasta cuatro horas diarias con fisioterapia, los resultados seguían ausentes. Fue en Madrid, tras una dura derrota ante Jessica Bouzas en la primera ronda, que Badosa tocó fondo y decidió un cambio radical. Fue entonces cuando optó por regresar con sus antiguos preparadores físicos, Daniel y David Antona, una decisión que sorprendió a muchos, pero que resultó ser clave para su recuperación.

"Cuando toco fondo, encuentro la fuerza para volver a levantarme. Quería regresar a tener a mis preparadores de confianza, y sabía que romper con todo me ayudaría a empezar desde cero", compartió Badosa en una entrevista. Este fue un verdadero punto de inflexión: comenzó a salir del oscuro agujero, alcanzando buenos desempeños en Roma y Roland Garros, y demostrando mejoras significativas en Wimbledon.

Además, decidió no participar en los Juegos Olímpicos de París 2024, sintiendo que no estaba lista para la transición a la arcilla nuevamente. Sin embargo, una invitación para el torneo de Washington cambió el rumbo de su carrera al conquistar su primer título desde 2022.

Esto desató su impulso, siguiendo con un reñido partido en Canadá contra Jelena Ostapenko y logrando llegar a las semifinales en Cincinnati, donde solo fue detenida por Jessica Pegula. Ahora, con confianza renovada, Badosa sigue demostrando que, tras la tormenta, siempre emerge el sol.