Mathieu van der Poel, una de las estrellas más resplandecientes del ciclismo mundial, admira profundamente la belleza del Este de España, especialmente los pintorescos alrededores de Alicante, como Calpe y Altea. Este ciclista neerlandés de 29 años ha encontrado su refugio en esa área, donde posee una propiedad que se ha convertido en su hogar durante los inviernos, un lugar donde se prepara para la temporada en un ambiente soleado, algo que, desgraciadamente, no puede disfrutar en su hogar en los Países Bajos o en Bélgica.

La variedad de rutas de entrenamiento que ofrece la región, con ascensos desafiantes como el famoso Coll de Rates, lo convierten en un auténtico paraíso para los ciclistas. Otro gran ciclista, Remco Evenepoel, también frecuenta esta zona. Durante el reciente Critérium de La Nucía, que tuvo lugar el pasado sábado, van der Poel brilló con luz propia, venciendo en todas las pruebas y recogiendo el aplauso del público.

Al llegar, lo primero que hizo fue saludar a la leyenda Alejandro Valverde, un gesto que habla del respeto mutuo entre estos campeones. Después de firmar autógrafos y tomarse fotos con aficionados, el campeón del mundo saliente, quien perdió su título ante Pogacar unas semanas atrás, charló con los medios.

Sobre su reciente temporada, comenzó en marzo con la Milán-San Remo y concluyó a principios de octubre con el Mundial de gravel. "Ahora estoy un poco más relajado. Fue una buena temporada y me tomé un merecido descanso. Mi forma física no es la mejor ahora, pero estoy contento con el resultado del año”, comentó.

En el Critérium, destacó no solo por sus victorias, sino también por su carisma, subiendo al podio y disfrutando de un paseo en un coche descapotable junto a Pablo Castrillo. "Es genial ser parte de esto. Suelo entrenar en esta zona y sé que tienen grandes planes deportivos para el futuro. Prácticamente es mi segunda casa, así que es un placer estar aquí”, afirmó emocionado.

En total, logró cuatro victorias esta temporada: Saxo Classic, Tour de Flandes, París-Roubaix y una etapa en el Tour de Luxemburgo, siempre vistiendo el majestuoso maillot de campeón del mundo. Reflexionando sobre su temporada, destacó que su enfoque estuvo en las clásicas, logrando lo que se propuso: "Fue casi inmejorable. Ganar el Mundial de gravel fue un grandísimo cierre de año.”

El momento culminante del año fue sin duda su doblete en el Tour de Flandes y París-Roubaix. "Entrar en solitario al velódromo de Roubaix fue un sueño que siempre recordaré. Muy especial, como el Tour de Flandes”, recordó con una sonrisa.

Mientras hablaba, las risas no faltaron, especialmente cuando mencionó a Pogacar, ahora nuevo campeón del mundo: "No es mal sucesor, ¡con el año espectacular que hizo se lo merece!"

Respecto a sus planes para la próxima temporada, aunque aún está indeciso sobre si competirá en ciclocross este invierno, van der Poel aseguró que uno de sus objetivos será añadir otro Monumento a su palmarés. A pesar de que nunca ha competido en La Vuelta a España, afirmó que podrían verse en 2025 en la salida de esta prestigiosa carrera: "Este año lo consideramos seriamente, pero tenía otros objetivos, así que quizás el año que viene me veáis aquí.”

Al mencionar el panorama del ciclismo español, no escatimó en elogios: "Están saliendo corredores muy fuertes y, de hecho, tenemos uno aquí (señalando a Pablo Castrillo) que ha hecho una Vuelta espectacular.”

Van der Poel también se mostró entusiasmado por su reciente victoria en el Mundial de gravel, añadiendo que le encanta competir en distintas disciplinas y que ya tiene tres títulos mundiales en su haber: "Me falta el Mountain Bike. Es un objetivo que tengo desde hace tiempo y creo que estaré en ello en los próximos años.”

Finalmente, al preguntarle sobre cómo evaluaría su temporada, respondió con sinceridad: "Me daría un 9. Era difícil conseguir más y hice todo lo que pude. Estoy muy feliz con cómo fue todo".

¡Un futuro brillante espera a van der Poel, y sus aficionados no pueden esperar a verlo desafiar nuevas fronteras en el 2025!