Los legendarios Stradivarius, joyas de la lutería mundial, resuenan nuevamente en el escenario, una ocasión que no se vivía desde 1996. Este lunes, bajo estrictas medidas de seguridad, el cuarteto palatino de Patrimonio Nacional salió de su hogar en el Palacio Real de Madrid para protagonizar un evento especial: un concierto solidario que busca ayudar a los afectados por la devastadora 'dana' en la Comunidad Valenciana. La música de cámara, que ha logrado mantener viva la esencia de estos instrumentos, reunió a casi 2,000 personas en el Teatro Real, creando una atmósfera de unión y esperanza.

El Cuarteto Casals, formado por Vera Martínez y Abel Tomàs en los violines, Cristina Cordero en la viola y Arnau Tomàs en el violonchelo, ofreció una interpretación magistral de "El arte de la fuga" de Johann Sebastian Bach. Esta obra, considerada la última creación del maestro del contrapunto, se interpretó en una versión única para cuerdas, llevando al público a un viaje sonoro sublime. María José Suárez, conservadora de Patrimonio Nacional, describió la experiencia como "la máxima expresión de lo sublime".

La preparación para este evento fue meticulosa. Los instrumentos, custodiados por la Policía Nacional, atravesaron la Plaza de Oriente en un convoy que reflejaba la importancia del momento. Suárez enfatizó el complejo protocolo de seguridad que transformó la logística del evento en un delicado engranaje que unió a varias entidades, asegurando la protección de estas obras maestras durante toda la noche.

Los músicos del Cuarteto Casals ensayaron por primera y única vez con los Stradivarius antes del concierto, asegurando que la conexión entre ellos y los instrumentos se establecería rápidamente. Vera Martínez, en un momento de reflexión, compartió que este evento es especial porque simboliza la colaboración entre Patrimonio Nacional y el Teatro Real, además de ser una oportunidad para apoyar a quienes más lo necesitan tras la tragedia natural.

La obra seleccionada para la noche, "El arte de la fuga", es un referente en la música clásica, no solo por su complejidad técnica sino también por su carga espiritual. Bach, en su genio, dejó la instrumentación abierta, permitiendo que obras como esta cobren vida a través de las voces de instrumentos como los Stradivarius, que tienen una comunicación única gracias a su historia y su resonancia particular.

A medida que el concierto se desarrollaba, la atmósfera en el Teatro Real se llenó de emoción. Los aplausos resonaron durante varios minutos tras la interpretación, un testimonio del impacto que la música puede tener en la sanación y en la solidaridad. ¿Por qué no se realizó en Valencia? Suárez explica que eso requeriría un protocolo más complicado. Sin embargo, en el Real se reunieron muchos valencianos y la solidaridad que surgía desde toda España.

El evento, que fue presidido por la reina Sofía y contó con la presencia de importantes figuras del gobierno y la cultura, se convirtió en un símbolo de la resiliencia cultural y de la capacidad de la música para unir a las personas en tiempos de dificultad. Los Stradivarius, tras una noche inolvidable, regresaron a sus vitrinas, listos para tocar una vez más en un futuro cercano. Esta experiencia ha demostrado que, a pesar de las adversidades, el arte y la música siempre encontrarán la forma de brillar.