El canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, desató la intriga al anunciar que habrá "una gran sorpresa que va a estremecer al continente" en relación con la situación de Venezuela. Explicó que Venezuela había apoyado a Panamá en la recuperación de la democracia en los años 80, y que ahora, en este contexto, se siente un deber de gratitud hacia el pueblo venezolano. Sin embargo, no dio detalles sobre esta 'sorpresa', dejando a muchos especulando sobre su significado.

Mientras tanto, María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, ha emitido un fuerte llamado a los ciudadanos, instándoles a salir a las calles con el lema: "Llegó la hora, toca concretar la tarea". Esta convocatoria se produce en un momento crítico, donde muchos venezolanos buscan un cambio y recuperar la esperanza en la democracia. Machado expresó que ahora es el momento de actuar y aunar fuerzas: "Venezuela ya no dará lástima, dará orgullo".

La tensión ha ido en aumento, con Maduro descalificando a su par panameño, José Raúl Mulino, acusándolo de cobardía tras expresar su apoyo a Edmundo González, a quien considera el ‘presidente electo’ en medio de la controversia política actual. Mulino no fue el único; otros 11 ex presidentes de América Latina manifestaron su respaldo a González, quien se encuentra en un tour internacional buscando legitimidad.

Del mismo modo, la situación en Venezuela se está volviendo cada vez más tensa. Maduro ha amenazado con represalias a aquellas naciones que no reconozcan su mandato, lo que ha hecho que varios líderes de la región opten por no asistir a su toma de posesión, programada para el 10 de enero. Este evento se anticipa como un posible punto de crisis, donde se podrían desencadenar más protestas y violencia.

En un giro escalofriante de eventos, Associated Press reportó que diez ciudadanos estadounidenses han sido detenidos bajo circunstancias no claras, lo que ha elevado las preocupaciones sobre el nivel de represión en el país. El régimen ha intensificado su represión, con detenciones de líderes opositores, activistas y ahora ciudadanos extranjeros, lo que ha llevado a analistas a temer un incremento en los arrestos.

En un clima de polarización, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció que no asistirá a la investidura de Maduro, argumentando que las recientes detenciones de opositores le impedían participar. La falta de transparencia en las elecciones también fue un punto clave en su decisión. Esto coincide con un llamado del Partido Popular español, que ha pedido al gobierno de Pedro Sánchez que alce la voz ante el acoso a líderes opositores en Venezuela.

A medida que se aproxima la toma de posesión, las alertas crecen sobre la posibilidad de una mayor represión y disturbios. La comunidad internacional observa con creciente preocupación, preguntándose hasta dónde llegará Maduro para mantener su poder en un contexto en el que la presión social aumenta día a día.

La inminencia de la toma de posesión presidencial se convierte en un escenario donde no solo está en juego el futuro de Venezuela, sino también el resquebrajado equilibrio político en toda América Latina.