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La Resiliencia del Ejército Israelí: ¿Estamos Preparados para una Guerra de 10 Años?

2024-09-26

En la eterna batida del conflicto que sacude Oriente Medio, Israel enfrenta un desafío monumental al acercarse al aniversario del estallido de la guerra, que se cumplirá el próximo 7 de octubre. Actualmente, un impactante 71% del ejército israelí está compuesto por reservistas, lo que significa que ante la magnitud de la invasión de Gaza, el ejército regular ha tenido que movilizar a unas 360,000 personas que previamente estaban dedicadas a otras profesiones. Este hecho revela la creciente presión que enfrenta Israel en un entorno bélico complejo y prolongado.

A medida que Israel lidia con siete frentes abiertos: Gaza, Líbano, Cisjordania, Irán, Irak, Siria y Yemen, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, subraya que el principal teatro de la guerra se ha trasladado al Líbano, donde la milicia de Hezbolá se presenta como un adversario formidable, mejor armado y más preparado que sus contrapartes en Gaza. En las últimas semanas, miles de soldados han sido trasladados a la frontera con el Líbano, aguardando lo que podría ser una invasión terrestre inminente.

El panorama de un alto el fuego parece más distante que nunca, dejando preguntas inquietantes en el aire: ¿Puede el ejército israelí soportar la presión de un conflicto prolongado? ¿Dispone de recursos suficientes para sostener una lucha que podría durar años? Estas interrogantes son urgentes, especialmente ante la posibilidad de una escalada de combate en la ya tensa región.

A pesar de los retos, las fuerzas armadas israelíes insisten en su preparación moral y material. Un portavoz del ejército, Roni Kaplan, se muestra firme: "Si es necesario estar 10 años en esta situación, estaremos 10 años en esta situación". Esta determinación revela el compromiso del ejército israelí hacia su misión, subrayando que el país ha hecho significativas inversiones en defensa y servicios de inteligencia.

Un aspecto crucial que no se puede pasar por alto es el apoyo militar y financiero de Estados Unidos. Este apoyo se traduce en miles de millones de euros anuales y es vital para mantener la operatividad del ejército israelí en tiempos de conflicto. A pesar de cierta fricción respecto al uso de armamento en Gaza, los lazos entre ambos países siguen siendo fuertes, reflejando una relación estratégica que ha perdurado durante décadas.

Los analistas sugieren que el ejército israelí se enfrenta ahora a un mayor desgaste que al inicio de la guerra, con más de 700 militares muertos y muchos heridos. La situación actual con Líbano podría requerir el despliegue de hasta siete divisiones en su frontera, lo que complicaría aún más la ya delicada situación.

La dependencia tecnológica de Israel es un punto de crítica. Algunos expertos, como Wasef Erekat, exmilitar palestino, advierten que esto podría jugar en contra del ejército, al hacerlo vulnerable en un conflicto de múltiples frentes. Si bien las fuerzas israelíes cuentan con sistemas de defensa sofisticados, aún enfrentan desafíos significativos en el terreno, especialmente en su lucha contra una resistencia que se ha mostrado más resiliente de lo anticipado.

Mientras tanto, el Parlamento israelí debate la necesidad de incrementar el presupuesto militar en un momento en que el número de reservistas ha aumentado significativamente desde el ataque de Hamás el 7 de octubre, donde se perdió un gran número de vidas.

La guerra, que ha transcurrido a un alto costo tanto humano como económico, resuena en todas las esferas de la sociedad israelí. A medida que el país se adentra en otro año de combate, la esperanza de una resolución pacífica parece más esquiva que nunca. Persiste la incertidumbre de si algún día la región podrá disfrutar de la paz, o si estaremos condenados a vivir bajo la sombra de un conflicto eterno.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿será Israel capaz de mantener su moral y capacidad de combate en un escenario que podría prolongarse por años? Las respuestas parecen tan complejas como el propio conflicto.