La polémica en torno a los próximos comicios se agrava después de que un juez estatal de Pensilvania reconociera que miles de votantes no recibieron a tiempo sus boletas para votar por correo. Esto afecta a entre 13,000 y 17,000 ciudadanos en el estado, lo que podría tener repercusiones significativas en el desarrollo de las elecciones. Ante esta situación, el tribunal ha dictado que la Junta Electoral debe mantener sus oficinas abiertas durante el fin de semana para que estos votantes puedan solicitar y completar sus papeletas.

En medio de este caos electoral, el expresidente Donald Trump no ha dejado de arremeter contra su exaliada, la excongresista Liz Cheney. En una reciente intervención en Warren, Wisconsin, Trump la calificó de "halcón de guerra" y lanzó una serie de insultos, sugiriendo que si Cheney estuviera en una situación de combate, no se comportaría tan valientemente. Su retórica ha levantado preocupaciones sobre su creciente tono violento hacia opositores políticos.

La vicepresidenta Kamala Harris ha respondido a los comentarios de Trump. En un acto público, subrayó que su lenguaje erosiona los valores democráticos y representa un peligro para la seguridad de los funcionarios que critican a líderes como él. Harris también recordó al electorado que las amenazas verbales pueden tener consecuencias reales y peligrosas.

El fiscal general de Arizona, Kris Mayes, ha iniciado una investigación sobre las declaraciones de Trump para determinar si constituyen una amenaza violenta bajo la ley estatal. El comportamiento de Trump ha generado rechazo entre muchos, quienes lo ven como un signo de autoritarismo. Liz Cheney, en respuesta a sus ataques, ha instado a los votantes a unir fuerzas contra la intimidación y la agresión política.

Además, se ha intensificado la discusión sobre cómo la retórica de Trump influye en las próximas elecciones. Algunos analistas advierten que sus comentarios pueden afectar la participación electoral, especialmente entre las mujeres y los jóvenes desalentados por su actitud beligerante.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Harris y su equipo están atentos a cualquier maniobra de Trump que pueda alterar el proceso electoral, incluida la posibilidad de que declare una victoria prematura, un recurso habitual en su estrategia política. La campaña de Harris tiene previsto mantener el enfoque en los derechos de los votantes y la integridad del proceso electoral, mientras un gran número de ciudadanos ya ha ejercido su derecho al voto anticipado.

En cuestión de días, los estadounidenses decidirán el rumbo de su nación. La temperatura política está en su punto más alto, y tanto Trump como Harris luchan por convencer a los indecisos, mientras el mundo observa de cerca cómo se desarrolla esta contienda histórica.