La preocupación se apodera de la OTAN con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Sus pasadas críticas feroces a la Alianza Atlántica, junto con su cuestionamiento de la defensa colectiva —principio fundamental de la organización— y la limitada implicación de Washington durante su primer mandato, generan inquietud entre los aliados. EE.UU. ha sido históricamente el pilar de la OTAN, pero la incertidumbre sobre su compromiso futuro, su relación ambigua con Vladimir Putin, y la posibilidad de un pacto a espaldas de Ucrania, dibujan un panorama alarmante.

Jamie Shea, ex portavoz de la Alianza y actualmente profesor en varias instituciones académicas, advierte: “Trump disfruta mantenernos en la incertidumbre mientras aumenta su influencia. A pesar de las declaraciones de los funcionarios de la OTAN, no es una buena noticia para la seguridad europea y global, especialmente en estos tiempos peligrosos.”

Mientras tanto, algunos aliados como Polonia comienzan a organizar reuniones con otros países clave para abordar las implicaciones de un nuevo mandato de Trump sobre la defensa europea. Las discusiones más profundas parecen estar marcándose dentro de la Unión Europea, donde un grupo de trabajo investiga posibles escenarios y respuestas.

La pregunta sobre quiénes serán los asesores europeos de Trump está en el aire. El nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte de los Países Bajos, ya ha comenzado a posicionarse. Afirmó que durante la presidencia de Trump, este alentó a los países a superar el 2% del PIB en gasto de defensa, aunque él no fue el responsable del inicio de ese aumento que comenzó tras la invasión de Crimea en 2014.

Es importante señalar que Trump, a pesar de su retórica dura, proporcionó armas letales a Ucrania y permitió la movilización de tropas y recursos a Europa. Sin embargo, el clima actual es distinto y muchos se inquietan ante el control que Trump puede ejercer, apostando por el unilateralismo o por pactos con Putin que ignoren los intereses europeos. La OTAN ahora se enfrenta a una prueba de su compromiso por parte de un Trump que podría ver la organización como un juego de contribuciones.

A pesar de esta incertidumbre, la OTAN se presenta más fuerte que nunca. La guerra de Rusia contra Ucrania ha revitalizado la alianza, que superó su declaración de ‘muerte cerebral’ hecha por Emmanuel Macron en 2019. Con nuevos miembros como Finlandia y Suecia, la Alianza se fortalece además de que varios países europeos incrementan su gasto en defensa: 23 de los 32 miembros ya han alcanzado el objetivo del 2% del PIB, aunque el camino sigue siendo complicado para algunos como España e Italia.

Expertos como Arancha González Laya advierten que el futuro de la OTAN y la seguridad de Europa dependen de cómo se desarrolle la situación en Ucrania. González Laya enfatiza que la UE y sus aliados deben tener un plan claro para el país invadido y que cualquier posible acuerdo con Rusia no solo garantice la autonomía de Ucrania, sino que también le asegure un espacio dentro de la OTAN.

En definitiva, la sombra de Trump se cierne sobre el futuro de la Alianza, poniendo en jaque la estabilidad y seguridad del continente europeo. ¿Estaremos ante el comienzo de una nueva era de tensiones globales? ¡La respuesta está en el aire!