Irene Montero Defiende a Nicolás Maduro: ¿Es la Comunidad Internacional Hipócrita?
2025-01-13
Autor: Ana
Este lunes, en una entrevista en 'Las Mañanas' de RNE, la exministra de Igualdad Irene Montero ha afirmado sin ambigüedades que «Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela y eso no lo pone en cuestión nadie». Esta declaración se enmarca en el debate sobre la legitimidad del gobierno venezolano en un contexto de crisis política que ha llevado a muchos países a exigir un diálogo y procesos electorales transparentes.
Montero, alineándose con líderes como Gustavo Petro de Colombia y Claudia Sheinbaum de México, ha subrayado la importancia de que el pueblo venezolano tenga la soberanía para decidir su futuro. En su opinión, la presión internacional debería centrarse en facilitar el diálogo y garantizar los derechos democráticos de los ciudadanos en lugar de ignorar otros contextos problemáticos en el mundo.
Aprovechando la ocasión, Montero criticó la actitud de Europa, que en su momento reconoció a Juan Guaidó como presidente interino, catalogando este acto como un «ridículo internacional». Además, ha alertado sobre la tendencia de algunos sectores en España a utilizar la crisis venezolana como herramienta de política interna, sugiriendo que las críticas suelen estar más motivadas por intereses propios que por una auténtica preocupación por los derechos humanos.
Desde su perspectiva, la hipocresía es evidente, especialmente cuando se observan las relaciones comerciales con países que tienen un historial de violaciones a los derechos humanos, como Marruecos e Israel. En un momento de tensión política global, Montero asegura que EE.UU. es cómplice del genocidio más grande del siglo por su apoyo a Israel, lo que plantea un debate sombrío sobre la ética de las alianzas internacionales.
María Teresa Pérez, coportavoz de Podemos, también se pronunció en este sentido, insistiendo en que Venezuela es un país soberano y criticando la doble moral de partidos como el PP, que alaba la democracia venezolana mientras establece lazos económicos con regímenes que persiguen a activistas. Su llamado a la coherencia es claro: si se habla de derechos humanos, que sea de forma inclusiva y no selectiva.