Un estudio revela que, a pesar de que las estadísticas indican que las calles bien iluminadas del Eixample son más seguras que las oscuras del distrito de Sant Martí, la percepción de inseguridad es alarmante. La sensación de miedo que experimentan los ciudadanos al caminar por espacios mal iluminados crece significativamente, afectando a su bienestar diario.

Desde los años 60, se han llevado a cabo investigaciones sobre cómo la iluminación de los espacios públicos afecta el miedo al delito. Expertos como Francisco Javier Castro, un filósofo especialista en seguridad pública, han confirmado que la luz genera una sensación de seguridad. En su tesis doctoral de 2018, Castro destacó la importancia de la iluminación en la percepción de seguridad, mostrando que el miedo no siempre se correlaciona con la frecuencia delictiva.

La nueva encuesta de victimizacion metropolitana ha revelado datos impactantes. Por primera vez, se incluyó la percepción de inseguridad en espacios oscuros. Un asombroso 47,1% de los encuestados se siente “inseguro o en peligro” en estos lugares, y el 39% se coloca en alerta. En contraste, solo un 6,8% se siente seguro en áreas mal iluminadas. El estudio revela que la percepción de inseguridad tiende a ser mayor entre las mujeres, lo que ha dado lugar a iniciativas de urbanismo de género que buscan diseñar ciudades más seguras.

Un notable 60,2% de las mujeres encuestadas reportan sentirse inseguras en zonas mal iluminadas, en comparación con el 32,7% de los hombres. Además, la sensación de alerta aumenta a medida que se añaden más parámetros socioculturales, lo que refuerza la influencia de la iluminación en la sensación de seguridad. Este fenómeno se observa en todas las franjas etarias, siendo particularmente pronunciado en la franja de 45 a 64 años, donde el 51,4% señala haber sentido miedo en condiciones de poca luz.

El miedo no solo es una percepción, sino que también está vinculado a experiencias pasadas. Aquellos que han sido víctimas de delitos son más propensos a manifestar temor, lo que refleja un ciclo de ansiedad y vulnerabilidad. La falta de iluminación es sin duda un factor que amplifica este sentimiento, pero no es el único; otros elementos como la delincuencia en su entorno y el estado general del vecindario también juegan un papel crucial.

Por otro lado, se están implementando acciones para mejorar la iluminación en diversas áreas de Barcelona. La Conselleria d’Interior está trabajando con los alcaldes para evaluar y optimizar el alumbrado público, asegurando que zonas vulnerables sean iluminadas adecuadamente.

Sin embargo, el debate sobre la cantidad y tipo de luz necesaria para reducir el miedo está lejos de resolverse. Mientras algunos expertos abogan por un enfoque que minimice la "contaminación lumínica", otros sostienen que una mejor iluminación es vital para disminuir la percepción de inseguridad y así permitir que los barceloneses se sientan realmente seguros al caminar por sus calles.

La sensación de inseguridad afecta a nuestros hábitos diarios. Esto ha llevado a muchas personas, especialmente mujeres, a modificar su comportamiento al evitar las calles menos iluminadas. La encuesta de victimizacion del Departament d’Interior ha dejado claro que la percepción de amenaza está presente y debe ser abordada con urgencia. ¿Qué medidas se tomarán ahora para garantizar que las calles de Barcelona estén iluminadas de forma adecuada y que todos sus ciudadanos se sientan seguros? La respuesta a esta pregunta es crucial para la tranquilidad y bienestar de los barceloneses.