En un giro inesperado, Noruega, conocido por su producción de petróleo y gas, ha alcanzado un hito increíble: ya hay más coches eléctricos que de gasolina circulando por sus carreteras. Este país escandinavo no solo es un gigante en la industria energética, sino que también se está convirtiendo en el líder mundial en la adopción de tecnología automovilística sostenible.

El petróleo ha sido esencial para la economía noruega, impulsando el crecimiento del país y alimentando su famoso Fondo de Pensiones. A pesar de las tensiones geopolíticas en Europa, Noruega ha disfrutado de ingresos record gracias a su exportación de crudo y gas, convirtiéndose en un pilar para otros países del continente. Sin embargo, esto no ha impedido que la nación de los fiordos gire su mirada hacia un futuro más ecológico.

En informes recientes de la Federación Noruega de Carreteras (OFV), se reveló que de los 2,8 millones de vehículos particulares registrados, 754.303 son completamente eléctricos, frente a los 753.905 de gasolina. Este cambio no es solo numérico, es un signo claro de la transformación hacia la sostenibilidad en Europa.

Øyvind Solberg Thorsen, director del OFV, destacó la importancia de este momento: "Es un hecho histórico, un hito que pocos esperaban hace una década. La electrificación de los vehículos en Noruega está avanzando a pasos agigantados. Vamos en camino de ser el primer país del mundo con mayor proporción de coches eléctricos en su flota".

A pesar de este avance, el diésel todavía mantiene un notable protagonismo en las carreteras noruegas. Hay casi un millón de coches diésel en circulación, aunque la tendencia es clara: los coches eléctricos están ganando cada vez más popularidad, especialmente entre los nuevos registros. De hecho, en 2020, los eléctricos representaban un 54% de las ventas de coches nuevos, pero esa cifra ha saltado a un impresionante 84% este 2024. Se anticipa que en 2025, el 100% de los nuevos vehículos vendidos serán eléctricos o de hidrógeno.

Sin embargo, hay un factor curioso: Noruega tiene algunos de los precios de carga más altos de Europa. Mientras que cargar un Tesla en Islandia o Portugal podría costar menos de 3 euros, en Noruega el mismo proceso puede ascender a casi 19 euros. Aún así, esto no parece disuadir a los noruegos de elegir un vehículo eléctrico.

De cara al futuro, se estima que la flota de vehículos personales en Noruega aumentará de 2,8 millones a aproximadamente 3,1 millones para 2030. La situación actual indica que la población sigue inclinándose hacia los vehículos eléctricos, lo que augura un prometedor aumento en su adopción.

Solo queda esperar ver cuándo se producirá el esperado "sorpasso" al diésel, algo que podría suceder tan pronto como en 2026, un año que ya se perfila como crucial en la transición hacia un transporte más limpio. En Noruega, el coche eléctrico se está preparando para dominar las carreteras y desafiar los límites de la innovación automovilística.