Enix, un pequeño pero conocido pueblo en la provincia de Almería, fue el escenario de un alarmante caso que ha conmocionado a la comunidad. Entre 2014 y 2016, Andreas W., quien se presentaba como psicoterapeuta y maestro de tantra, abusó sexualmente de tres jóvenes que buscaban apoyo emocional en retiros organizados por su centro de terapia, Ashran de Fuego Sagrado.

El reciente fallo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado la condena de cuatro años y seis meses de prisión para el acusado. Los testimonios de las víctimas, M.M.V., A.I.A.R., y M.H.V., revelan la manipulación y el abuso que sufrieron mientras se encontraban en momentos de vulnerabilidad personal, buscando ayuda en un ambiente que debía ser seguro.

Los hechos son devastadores. M.M.V., que asistió a varias sesiones en la casa del maestro, compartió cómo Andreas intentó satisfacer sus deseos libidinosos bajo la premisa de la terapia, incluyendo situaciones donde le suplicó bailar desnuda vendada. Por otro lado, A.I.A.R. fue víctima de tocamientos inapropiados en un retiro, mientras que M.H.V. también denunció ser manoseada durante una sesión de terapia. Estas experiencias no solo quebrantaron sus vidas, sino que también despertaron un debate social sobre la seguridad en los ambientes de terapia alternativa.

La denuncia se presentó formalmente en 2019, tras lo cual se abrió una investigación que acabó llevando al delincuente ante la justicia. La acusación fue fundamentada principalmente en los testimonios de las víctimas, quienes, a pesar del miedo y la vergüenza, decidieron hablar en público y a través de redes sociales para ayudar a otras posibles víctimas y evitar que situaciones similares ocurrieran nuevamente.

La defensa intentó apelar la decisión, alegando que hubo errores en la valoración de las pruebas y vulneración de la presunción de inocencia. Sin embargo, el TSJA desestimó estas reclamaciones, destacando la credibilidad y fiabilidad de las declaraciones de las víctimas.

Este caso ha llamado la atención sobre la necesidad de establecer regulaciones más estrictas para la práctica del tantra y otras terapias alternativas, asegurando que los espacios de sanación sean realmente seguros y éticos. El tribunal recordó que los delitos sexuales suelen ocurrir en la clandestinidad, haciendo hincapié en la importancia de crear un entorno donde las víctimas se sientan apoyadas y capacitadas para hablar.

La historia de Enix se suma a la larga lista de casos que evidencian la urgencia de un cambio en la percepción y regulación de los ambientes terapéuticos, un diálogo que debe continuar para proteger a los más vulnerables.