Greenpeace ha publicado un reportaje titulado "Bajar la temperatura: Echar el freno a la emergencia climática por parte de la industria cárnica y láctea", que deja al descubierto la grave huella de la industria de la carne y los lácteos en la crisis climática y plantea soluciones para reducir las emisiones de metano. Este gas, que es 80 veces más potente que el CO2 en términos de calentamiento global, está presente en grandes cantidades debido a esta sector, que compite con las emisiones de los 100 emisores de metano más importantes del mundo, procedentes de la industria de combustibles fósiles.

El informe identifica a JBS, Marfrig, Minerva, Cargill y Dairy Farmers of America como las cinco compañías más contaminantes del sector cárnico y lácteo, superando incluso a gigantes del petróleo como ExxonMobil y Shell. No obstante, el informe también señala que instituciones financieras en España, como Banco Santander, están vinculadas a la financiación de estas empresas, lo que las convierte en corresponsables de la deforestación y la emisión de metano en Brasil.

Una de las conclusiones clave del informe es que un cambio fundamental en la producción y consumo de productos de origen animal en países de ingresos altos y medios podría resultar en un efecto de enfriamiento significativo para el año 2050. Si estas emisiones continúan sin control, se prevé que el sector cárnico y lácteo contribuya al calentamiento global en 0,32 °C entre 2030 y 2050.

Es crucial avanzar hacia un sistema agroalimentario más sostenible, donde la producción industrial de carne y láctEOS se reemplace por una mayor proporción de alimentos de origen vegetal. Este cambio podría disminuir las previsiones de calentamiento en un 37 % para 2050. De hecho, se estima que reducir las emisiones de metano podría beneficiar a 410 millones de personas al disminuir su exposición a condiciones climáticas extremas.

Las activistas de Greenpeace han intensificado su presión sobre las grandes corporaciones de la industria cárnica y láctea, exigiendo medidas más transparentes y efectivas frente hacia sus emisiones de metano. Al inicio de la COP29, se pronuncia la necesidad de que los gobiernos impulsen inversiones y legislaciones que faciliten esta transición.

En España, los datos oficiales indican que la ganadería es responsable del 62 % de las emisiones de metano, y estas cifras están en aumento, especialmente en la agricultura intensiva. Greenpeace enfatiza la importancia de tomar medidas urgentes para reducir la ganadería en un 50 % para el año 2030. Esto no solo beneficiaría al clima, sino que también mejoraría la calidad del agua, disminuiría el uso de antibióticos y el maltrato animal.

El mensaje es claro: la reducción de metano no solo es una cuestión ambiental, sino una responsabilidad compartida entre empresas, gobiernos y consumidores. La ciencia nos brinda una oportunidad significativa para ralentizar el calentamiento global si actuamos juntos y sin dilaciones. ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos y exigir más de quienes nos proveen alimentos? Esto es lo que está en juego.