Un reciente estudio publicado en la reconocida revista «Science» ha revelado que reducir la ingesta de azúcar durante los primeros 1.000 días de vida de un bebé, comenzando desde la gestación, podría tener un efecto protector contra enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión en la edad adulta. Los investigadores utilizaron datos de más de 60.000 personas que vivieron el racionamiento de azúcar implementado en el Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial.

El estudio muestra que aquellos bebés que experimentaron una reducción en la exposición al azúcar en sus primeros años de vida presentan un riesgo un 35% menor de desarrollar diabetes tipo 2 y un 20% menor de hipertensión en comparación con aquellos que nacieron después del periodo de racionamiento. Además, la aparición de estas enfermedades se retrasó hasta 4 y 2 años, respectivamente.

Tadeja Gracner, la principal autora del estudio y investigadora del Centro de Investigaciones Económicas y Sociales de San Francisco, ya había participado en una investigación anterior que indicó que el consumo excesivo de azúcar en la infancia está relacionado con una mayor prevalencia de inflamaciones crónicas, diabetes, colesterol elevado y artritis. Además, este consumo excesivo podría limitar las oportunidades educativas y económicas de los afectados.

La investigación comparó a los descendientes de madres que sufrieron racionamiento de azúcar con aquellos nacidos después de este periodo. Según Jesús Francisco García Gavilán, investigador en CIBERobn, los hallazgos subrayan una conexión clara: los que tuvieron una dieta con bajo contenido de azúcar en la infancia tienen significativamente menos probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas.

García Gavilán también enfatiza que estos resultados respaldan las recomendaciones de las guías dietéticas, que aconsejan evitar los azúcares simples durante el embarazo y retrasar su introducción en la dieta infantil para preservar la salud futura. Sin embargo, el estudio solo se centra en personas nacidas entre 1951 y 1956 en el Reino Unido, lo que significa que los contextos de consumo de alimentos ultraprocesados podrían diferir considerablemente en la actualidad.

Rafael Urrialde de Andrés, profesor en la Universidad San Pablo-CEU, advirtió sobre las limitaciones de este estudio observacional. Si bien no establece un vínculo causal directo entre la restricción de azúcar y la reducción en la prevalencia de enfermedades, sí confirma que limitar la ingesta de cualquier tipo de azúcar libre durante la primera infancia puede ayudar a prevenir la obesidad y otros problemas de salud a largo plazo.

Las recomendaciones actuales sugieren limitar al máximo el consumo de azúcares añadidos y libres para niños menores de tres años. La clave, resalta Urrialde, es que no solo se debe considerar el azúcar añadido, sino también el que proviene de productos como zumos de frutas, los cuales deberían sustituirse por frutas enteras para una digestión y absorción más lenta, beneficiando así la salud infantil.

Este estudio pone de relieve la importancia de controlar el consumo de azúcar en la población infantil y su posible impacto duradero en la salud adulta. Si quieres que tus hijos tengan un futuro más saludable, ¡comienza a revisar su dieta hoy mismo!