En la última transmisión de "Gran Hermano", las tensiones entre los concursantes se han intensificado, y no solo por las nominaciones. Elsa opina sobre las nominaciones en el jacuzzi, mencionando que si son frente a frente pueden ser más complicadas. Por su parte, Ruvens confía en que las nominaciones serán normales, a pesar de que Maite dice que lo hará con el corazón. La conversación toma un giro dramático cuando Maite asegura no nominar a Diego, un consenso que parece compartir Ruvens y Elsa.

Mientras tanto, en la habitación rosa, Maica se siente frustrada con Adrián, explicando que su actitud celosa está afectando su bienestar. Aunque Adrián intenta demostrar sinceridad, Maica le recuerda que ha sido comprensiva en el pasado. La tensión entre ellos es palpable, y sus compañeros sienten que la situación se está volviendo insostenible.

En una escena paralela, en la casa secreta, las preparaciones para la gala nocturna están en pleno apogeo. Daniela y Vanessa se arreglan, pero la atmósfera se torna densa cuando Óscar discute con Vanessa, alegando que su comportamiento le impide dormir.

La prueba semanal avanza con Lucía al mando, pero el resto del grupo muestra un enfoque serio, conscientes de que la supervivencia en el juego está en juego. Uno de los momentos más interesantes se desarrolla en la señal de 24 horas, donde Maica comparte su deseo de que las cosas fluyan sin obstáculos en su relación con Adrián.

El clímax del drama llega cuando Óscar y Vanessa tienen una discusión acalorada. Óscar se siente frustrado y le advierte sobre el impacto de su comportamiento en los demás, mientras que Vanessa recalca la realidad de la convivencia. La tensión entre ambos refleja la lucha por el control dentro de la casa, que no parece tener un final a la vista.

Laura se manifiesta firme en sus decisiones de nominación, asegurando que no lo hará por afinidad, lo que causa inquietud entre los demás concursantes, especialmente Maica, quien se siente invadida por rumores y cuchicheos constantes. Sin embargo, Adrián llega justo a tiempo para sumar más confusión a las relaciones interpersonales.

En otro rincón, Violeta y Nerea participan en conversaciones secretas sobre sus estrategias de nominación, mientras que Edi intenta ser un apoyo emocional para Violeta, quien lucha con su identidad en la casa. La mezcla de alianzas y traiciones se hacen evidentes, y el grupo parece dividido en varios bandos, lo que incrementa la incertidumbre sobre los próximos eventos.

Finalmente, mientras se preparan para la prueba sorpresa, las miradas de los concursantes indican que la drama y la estrategia serán el pan de cada día, y el juego no ha hecho más que comenzar. ¿Quién saldrá victorioso en esta complicada dinámica de relaciones, o será el caos el que reinará en Gran Hermano? La respuesta, sin duda, se desvelará en la próxima gala.