Desde 1981, el cambio de hora se ha convertido en una norma obligatoria para los países de la eurozona, pero este mecanismo ha generado un intenso debate sobre sus beneficios y perjuicios. Mientras que algunos lo defienden como una medida útil para el ahorro energético, otros especialistas advierten de sus efectos negativos sobre la salud y el bienestar de la población.

Recientes estudios de la Sociedad Española del Sueño han puesto de manifiesto que esta práctica puede ocasionar irritabilidad, falta de concentración, y problemas graves de salud, como obesidad, diabetes, infartos y trastornos del estado de ánimo, incluyendo depresión y ansiedad.

La incertidumbre ha aumentado desde que, en septiembre de 2018, la Comisión Europea sugirió poner fin a esta práctica que, a todas luces, parece estar en el punto de mira. Aunque la fecha inicial propuesta para su eliminación era 2019, esta se retrasó a 2021 y aún no se ha concretado debido a los desacuerdos entre los distintos estados miembros. Los expertos han argumentado que el supuesto ahorro energético que esto representa es mínimo y no compensa los efectos adversos.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha indicado que, en base al artículo 5 del Real Decreto 236/2002, se debe establecer un calendario para la modificación horaria en los próximos cinco años. Según este marco, se espera que el último cambio de hora se produzca el 25 de octubre de 2026.

Sin embargo, este cambio no es definitivo. La Unión Europea aún debe tomar decisiones sobre la propuesta de la Comisión Europea y definir su postura respecto al futuro del horario. Esto ha dejado a muchos ciudadanos ansiosos y confundidos sobre el camino a seguir.

Con la presión de la salud pública en juego, la pregunta que muchos se hacen es: ¿realmente se acabará con el cambio de hora en Europa?

Mantente informado, ya que esta decisión podría tener implicaciones mucho más amplias de lo que imaginamos, afectando desde nuestra rutina diaria hasta nuestra salud general. ¡No te lo pierdas!