El mundo de la fotografía y la publicidad se viste de luto tras el fallecimiento de Oliviero Toscani, quien dejó su huella indeleble a lo largo de sus 82 años de vida. Su deceso se produjo en el hospital de Cecina, donde admitió haber sido "particularmente privilegiado y afortunado" al reflexionar sobre su vida.

Nacido el 28 de febrero de 1942, Toscani creció en un entorno familiar que valoraba la laicidad y la libertad. Su padre, Fedele Toscani, fue un renombrado fotógrafo del Corriere della Sera, famoso por captar la imagen de Benito Mussolini en momentos polémicos. Su madre, Dolores Cantoni, trabajadora incansable, influyó en su carácter y su creatividad, así como sus hermanas mayores, quienes le introdujeron en el mundo de las artes.

Desde su infancia, Toscani mostró una aversión hacia las normas convencionales. En su juventud, optó por concluir su educación de manera poco convencional: prefería asistir a proyecciones de cine y aprender idiomas viendo películas extranjeras, lo que contribuyó a su perspectiva única sobre el arte y la comunicación visual.

Su carrera despegó a mediados de los años 60, cuando se convirtió en el fotógrafo que cruzó el Atlántico entre Europa y América, capturando la esencia de la contracultura de la época. Toscani no solo hizo retratos emblemáticos de figuras como Andy Warhol y Fidel Castro, sino que también tuvo la valentía de llamar a su hija menor Ali en honor al boxeador Muhammad Ali.

A la hora de homenajear su trabajo, Oliviero siempre rechazaba el hecho de ser conocido por una única imagen. Para él, lo que importaba era el conjunto de su obra y el compromiso ético detrás de cada elección visual. Su enfoque rompedor lo llevó a crear campañas memorables, como la controvertida serie de United Colors of Benetton, que exploraba temas sociales críticos como la diversidad y la tolerancia. Su famosa campaña "No Anorexia" también generó un fuerte debate sobre la imagen y la salud en la industria de la moda.

Toscani fue un provocador nato, constantemente desafiando el statu quo. En un momento, sus declaraciones sobre la tragedia del puente Morandi le valieron ataques, resaltando su enfoque honesto y crítico hacia la realidad social. Sin embargo, su objetivo era claro: hacer que la publicidad no fuera solo un vehículo comercial, sino un medio para cambiar la percepción y el diálogo en la sociedad.

A lo largo de su vida, Toscani se casó tres veces y tuvo hijos de sus parejas. Su última esposa, Kirsti, fue una figura fundamental en su vida, y él mismo confesó que era el verdadero amor de su vida, alguien que lo conocía inusualmente bien.

Oliviero Toscani dejó un legado que trasciende la fotografía; su obra provocativa nos invita a reflexionar sobre la ética, la estética y nuestra percepción del mundo. Algunos lo verán como un genio, otros como un provocador, pero todos coincidiremos en que su influencia perdurará en la historia de la comunicación visual.