Finanzas

¿Estamos ante una nueva división entre las clases en el mundo de la IA? La IA de ricos vs. la IA de pobres

2024-12-23

Autor: Carmen

La inteligencia artificial (IA) se está consolidando como una revolución en nuestras vidas, alterando la manera en que trabajamos, disfrutamos y nos comunicamos. En este contexto, estamos empezando a observar dos fenómenos cruciales: por un lado, la creciente integración de la IA en nuestras tareas diarias; y por otro, una división preocupante definida por el costo de acceso a estas tecnologías avanzadas. Esta brecha puede dar lugar a dos clases diferentes de inteligencia artificial: una para los ricos y otra para los pobres.

Recientemente, el lanzamiento de ChatGPT Pro ha intensificado este debate. Con un precio mensual de 200 dólares, esta versión premium ofrece acceso ilimitado a modelos más avanzados y funcionalidades de interacción por voz, lo que la convierte en una herramienta potente. Aunque puede parecer exorbitante, los usuarios que la utilizan de manera ferviente pueden considerar que la inversión se justifica si con ello logran realizar tareas que antes les tomaban horas en cuestión de minutos. Así, la cuestión no es simplemente cuánto cuesta, sino cuánto vale ahorrar tiempo y esfuerzo.

El caso de la programación es particularmente revelador. Cada vez más desarrolladores de software están adoptando estos modelos para mejorar su eficiencia en tareas repetitivas. Así lo explicaba Javier Recuenco (@recuenco), autor y académico, quien enfatizaba que la IA puede liberar hasta un 80% del trabajo, permitiendo a los humanos centrarse en lo que realmente les motiva y en lo que son más competentes. En estos casos, la IA de alto costo puede ser vista, en verdad, como una herramienta indispensable.

Sin embargo, ¿qué pasa con aquellos que no pueden permitirse dichas herramientas? Alberto Romero, escritor de la newsletter 'The Algorithmic Bridge', destaca el riesgo de que la brecha entre clases se amplíe, al permitir que solo una élite tenga acceso a los modelos más avanzados. En palabras de Romero, "OpenAI operará en el mercado bajo la única regla que importa: la oferta y la demanda". Esta dinámica podría dejar a muchos en una constante lucha por obtener recursos limitados, mientras los afortunados continúan su ascenso en la era de la inteligencia artificial.

Por si fuera poco, el impacto de esta división podría ser global. La desigualdad en el acceso a la tecnología se podría traducir en una ventaja competitiva significativa, donde los países y usuarios con posibilidades para pagar por IA avanzada prosperen, mientras que otros queden rezagados, enfrentando un futuro cada vez más desventajoso.

A pesar de estos desafíos, hay una posible solución: el modelo publicitario. A medida que la monetización de los servicios digitales se ha convertido en una norma, existe la posibilidad de acceder a herramientas de IA en versiones freemium, donde la publicidad podría jugar un papel importante. Tal como ya ocurre con muchos medios de comunicación y plataformas de streaming, podríamos estar ante la llegada de un "ChatGPT gratuito" pero con publicidades intercaladas. Esto haría accesible la tecnología para un mayor número de personas, aunque quizás tuviera restricciones en comparación con las versiones premium.

La cuestión central radica en si estamos dispuestos a sacrificar algo de nuestra experiencia a cambio de un acceso más amplio. La IA es una herramienta que, en su forma más avanzada, podría redefinir nuestra productividad y, al mismo tiempo, servir como un nuevo campo de batalla para la desigualdad social. La pregunta en mente es: ¿seremos capaces de encontrar un equilibrio justo entre innovación y accesibilidad?