Old Trafford se convirtió en el escenario de una amarga realidad para un Manchester United en declive, que sufrió su tercera derrota consecutiva en casa al caer 0-2 ante el Newcastle. Actualmente, el equipo se encuentra en una preocupante 14ª posición en la Premier League, mientras que el Newcastle celebra su cuarto triunfo seguido, finalizando el año en el quinto lugar, en posiciones de acceso a competiciones europeas.

Rúben Amorim, que ha cosechado 5 derrotas en 8 jornadas desde su llegada, está enfrentando un rotundo fracaso en su intento por revitalizar al United. La primera mitad del partido fue una verdadera pesadilla, con una defensa que se mostró completamente superada por un Newcastle que dominó el juego desde el primer minuto. El delantero sueco Alexander Isak, en una forma excepcional, evidenció las debilidades defensivas del United al abrir el marcador con un cabezazo en el minuto 4, tras un preciso centro de Lewis Hall.

Isak, quien ha alcanzado la impresionante cifra de 12 goles en la Premier League, sigue deslumbrando al público, habiendo marcado en cada uno de los últimos seis partidos. Su presencia sobre el campo dejó a los defensores Harry Maguire y Lisandro Martínez a la sombra, un reflejo del momento complicado que vive el equipo. En un intento por sustituir la ausencia de Bruno Fernandes —sancionado—, Amorim alineó a Marcus Rashford como suplente, lo que generó aún más interrogantes sobre su estrategia.

El rendimiento del United en la primera media hora fue desolador, incapaz de mantener la posesión del balón y entregándolo fácilmente al Newcastle. Isak desaprovechó la oportunidad de ampliar la ventaja al minuto 17, pero su intento se fue a las manos del portero André Onana. La defensa del United se mostró endeble una vez más, permitiendo que Joelinton anotara el segundo gol del encuentro con un cabezazo tras un centro de Anthony Gordon.

A pesar de estar en una situación crítica, como si de un barco a la deriva se tratara, el Newcastle quería más y tuvo oportunidades para aumentar su marcador, incluyendo un gol anulado por fuera de juego y un golpeo al poste de Sandro Tonali. Amorim intentó cambiar la dinámica al sustituir a Joshua Zirkzee por Kobbie Mainoo, pero la situación no mejoró significativamente.

La segunda mitad mostró un leve destello de lo que podría ser el equipo, con el United finalmente realizando algunas llegadas al área rival. Harry Maguire tuvo una excelente oportunidad al cabecear un centro de Diogo Dalot al poste, pero los 'diablos rojos' se encontraron nuevamente atrapados por sus propias limitaciones y frustraciones.

El triste desenlace para el Manchester United marca el cierre de un año que no podría haber terminado de manera más sombría. Esta es la primera vez desde 1989 que el club finaliza un año en una posición tan baja. La afición se pregunta, ¿cuál será el futuro de este gigante del fútbol inglés? La presión ahora recae en Amorim, quien debe encontrar una solución rápidamente antes de que sea demasiado tarde.