La FIA se enfrenta a una nueva controversia tras la dimisión repentina de Niels Wittich, su segundo director de carrera en solo tres años. El cambio se produce en un periodo turbulento para la organización, que ha visto una serie de decisiones cuestionadas desde que Mohammed Ben Sulayem asumió la presidencia a finales de 2021. Durante su mandato, el organismo no ha estado exento de polémicas, especialmente tras el escándalo del campeonato de 2021 entre Max Verstappen y Lewis Hamilton.

La historia comenzó con la destitución del director de carrera Michael Masi, marcada por errores que condujeron a una crisis de confianza en la competición. Ben Sulayem, queriendo evitar una excesiva dependencia de un único individuo, optó por introducir a dos directores de carrera: Eduardo Freitas y Niels Wittich. Sin embargo, esta estrategia no funcionó como se esperaba. Freitas dejó su puesto tras el Gran Premio de Japón de 2022, citando posiblemente la falta de libertad para tomar decisiones.

Desde entonces, Wittich asumió la responsabilidad, pero su permanencia ha estado llena de fricciones y conflictos. Recientemente, su gestión fue puesta a prueba por la crítica en torno a la aplicación de sanciones y la presión ejercida por equipos y prensa sobre decisiones de carrera. Un tema en particular que ha causado un revuelo es la controversia sobre el lenguaje utilizado por los pilotos, que culminó en un comunicado conjunto en el que acusaron a la FIA de no actuar de manera transparente.

La situación se complica aún más con la inminente introducción de nuevos códigos de conducción en el próximo Gran Premio de Qatar, que buscan alinearse con la opinión de los pilotos pero que contradicen el actual estándar de la FIA. La incertidumbre ahora recae sobre quién tomará las riendas en las tres últimas carreras de la temporada.

Rui Marques, quien ha dirigido las categorías de Fórmula 2 y Fórmula 3 en los últimos años, será el encargado de sustituir a Wittich temporalmente. La comunidad de la Fórmula 1 observa con atención esta transición, preguntándose si será capaz de manejar el creciente descontento entre los pilotos y los equipos. La FIA, por tanto, se encuentra en una encrucijada crítica: ¿logrará recuperar la confianza en su dirección de carrera, o estamos a las puertas de una crisis mayor?