Apenas 24 horas después de la inesperada derrota del FC Barcelona en San Sebastián, la directiva del club catalán aún no logra entender la controvertida anulación del gol de Robert Lewandowski. Este revés se suma a la derrota previa ante Osasuna, demostrando que los azulgranas atraviesan un mal comienzo en la Liga. La Real Sociedad, con un ataque enérgico, se impuso a un Barça disminuido, especialmente después de que se invalidara el tanto del delantero polaco en el minuto 13, un hecho que ha levantado una ola de controversia.

Joan Laporta, presidente del Barça, junto con el vicepresidente Rafa Yuste y otros miembros del staff como Xavier Barbany, presenciaron el partido desde el Reale Arena. Antes del encuentro, Laporta compartió una comida con directivos locales, pero su satisfacción inicial pronto se tornó en frustración al ver la repetición del gol anulado. La imagen congelada, donde el pie de Lewandowski aparecía detrás del de Nayef, solo incrementó su enfado.

En el vestuario, el clima era igualmente tenso. Durante el descanso, Laporta expresó su indignación, clamando: "No puede ser". El equipo no logró reaccionar y, tras el gol de Sheraldo Becker, el ambiente se volvió aún más sombrío. Flick, el entrenador, demandó explicaciones a Cuadra Fernández sobre la decisión arbitral, mientras los jugadores reflexionaban sobre la polémica jugada.

"Fue un error de los árbitros, el gol no debió ser anulado", comentó Flick tras el partido. Su compañero Casadó respaldó esta opinión al declarar: "Sería inaceptable que nos anularan un gol legítimo". El malestar era evidente durante el viaje de regreso a Barcelona, donde las caras largas y la frustración ocupaban el ambiente.

En este contexto, surgen preguntas sobre la imparcialidad del arbitraje en la Liga. ¿Se están implementando medidas suficientes para asegurar decisiones justas? Con el calendario ajustado y partidos clave por delante, el Barça necesita urgentemente ajustar su rumbo, o podría enfrentarse a más desafíos no solo en el terreno de juego, sino también en la gestión de relaciones con la Federación. Esta controversia podría generar una serie de quejas formales hacia los árbitros que podría cambiar el rumbo de la temporada en la Liga. ¿Será este el comienzo de una guerra entre el Barça y los colegiados? La afición espera ansiosa una respuesta.