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El Vaticano exige claridad y compensation para las víctimas de abusos en la Iglesia

2024-10-29

Autor: Lucia

El Vaticano ha llevado a cabo un análisis exhaustivo y crítico de su respuesta ante el escándalo de pederastia dentro de la Iglesia católica. Este es el primer informe oficial de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, creada por el Papa Francisco hace una década. El documento revela la continua opacidad en los procesos que enfrentan las víctimas, haciéndose eco de la necesidad urgente de garantizar el acceso a la verdad y a los procedimientos canónicos sin revictimización.

El informe, de 95 páginas, destaca la falta de claridad sobre las competencias de cada dicasterio del Vaticano y la lentitud de los procesos. La Comisión ha solicitado que se agilice y aclare la destitución de los acusados donde sea justificable. Además, ha propuesto que el Papa emita una encíclica específica abordando el tema de los abusos y la protección de menores y adultos vulnerables.

Los miembros de la Comisión, que incluye a víctimas de abusos, han enfrentado muchas resistencias internas dentro de la Iglesia, inclusive la renuncia de algunos de sus integrantes. Este informe se espera que sea el primero de muchos, ya que la Comisión planea realizar estos informes de manera anual y establecer protocolos claros para las víctimas.

El Cardenal Sean Patrick O'Malley, presidente de la Comisión, expresó preocupación por la dificultad que enfrentan las víctimas al buscar justicia. La Comisión ha hecho hincapié en establecer un defensor o ʻombudsmanʼ para ayudar a las víctimas en su camino hacia la verdad.

Además, el informe subraya que los procedimientos canónicos deben ser más accesibles y no deben centrarse únicamente en las acusaciones, sino también en las necesidades de las víctimas. Insiste en que la reparación de las víctimas no debe confundirse con la rehabilitación de los agresores. Este es un tema delicado, ya que en ocasiones la Iglesia ha priorizado la rehabilitación del agresor sobre el bienestar de la víctima, lo cual ha sido ampliamente criticado.

El informe evidencia también la fragmentación de responsabilidades dentro del sistema eclesiástico y la urgente necesidad de establecer un protocolo claro y eficiente, especialmente en la destitución de sacerdotes acusados de abusos. En particular, señala que se debe evitar mezclar la reparación con el perdón o la rehabilitación del perpetrador.

A nivel global, el informe reconoce que en muchos países persiste la falta de estadísticas fiables sobre abusos, lo que dificulta la evaluación del problema. En España, la Conferencia Episcopal ha admitido errores significativos en su propio informe de abuso y el documento del Vaticano ha revelado la falta de seguimiento adecuado en las denuncias realizadas. Los grupos de víctimas han denunciado que, en algunos contextos, la reputación de la Iglesia parece tener prioridad sobre la protección de las víctimas.

Juan Carlos Cruz, un miembro crucial de la Comisión y víctima de abusos en Chile, ha sido vocal en su apoyo al trabajo que se está realizando, aunque también ha advertido sobre los desafíos y resistencias enfrentadas. Ha señalado que, aunque hay avances, es esencial continuar trabajando para eliminar esta “peste” dentro de la Iglesia.

Este informe marca un antes y un después en la lucha contra los abusos en la Iglesia Católica. Sin embargo, muchos se preguntan: ¿es suficiente o solo estamos viendo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo? Las víctimas y sus reclamaciones parecen haber comenzado a recibir la atención que merecen, pero el camino hacia una verdadera reparación y restauración está lleno de obstáculos.