En un giro histórico, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha propuesto la creación de una tasa que afectaría a las hermandades por las salidas extraordinarias, una medida provocada por el elevado costo que estas procesiones generan en las arcas municipales, especialmente en horas extra para la Policía Local. A pesar de que esta tasa podría ayudar a regular las numerosas procesiones, Sanz ha admitido que no cubriría el total de los gastos por los servicios policiales. Este otoño, más de 50 procesiones recorrerán las calles de la ciudad, lo que ha generado un fuerte debate en las redes sociales y entre líderes cofradieros. Francisco Vélez, presidente del Consejo de Cofradías, ha manifestado su desacuerdo, señalando que no entendería la aplicación de esta tasa.

Durante esta temporada, Sevilla vivirá momentos significativos, como la coronación de la Piedad del Baratillo y el 25 aniversario de la coronación de la Estrella. Además, las hermandades preparan traslados para una exposición en la Catedral y una magna que cerrará el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Estas actividades requieren un despliegue policial considerable, dado que la hora extra de un patrullero asciende a 145 euros.

La situación actual plantea la necesidad de regular las salidas extraordinarias, ya que este año se estima que el gasto total en horas extras sobrepase los 20 millones de euros, muy por encima de lo inicialmente presupuestado. Durante una entrevista reciente, el alcalde se mostró abierto a establecer una tasa, aunque reiteró que nunca podría cubrir la totalidad de los gastos. Las cofradías, conscientes de la presión que estas procesiones ejercen sobre los recursos municipales, han empezado a reflexionar sobre la necesidad de autorregularse.

A pesar de esto, los partidos de la oposición han criticado la falta de comunicación del alcalde con las hermandades. Regidores de partidos como el PSOE y Vox han calificado la propuesta como apresurada e insuficientemente discutida. La situación actual exigirá un diálogo más profundo entre el gobierno local y las cofradías para encontrar un equilibrio que respete las tradiciones y la realidad económica de la ciudad. La clave será establecer un protocolo que minimice los gastos sin sacrificar las ricas tradiciones culturales que caracterizan a Sevilla, asegurando que la Semana Santa y otros eventos cofradieros continúen siendo un símbolo de devoción y unión en la comunidad.