¿Dormir menos de siete horas puede ser beneficioso? La ciencia sorprende
2024-12-18
Autor: Laura
La necesidad de dormir es una parte fundamental de la existencia humana. Con el tiempo, hemos innovado en métodos para mejorar la calidad del sueño, desde técnicas para dormir más rápido hasta recomendaciones sobre el horario ideal para ir a la cama. A pesar de la creencia popular que sostiene que más horas de sueño siempre son mejor para la salud, investigaciones recientes sugieren que esto no es necesariamente cierto. De hecho, dormir menos podría aportar ciertos beneficios.
Tradicionalmente, se ha establecido que las personas necesitan entre 7 y 9 horas de sueño nocturno. Esta cifra ha sido respaldada por numerosos estudios que vinculan la falta de sueño con múltiples problemas de salud, como pérdida de memoria, enfermedades cardíacas, un sistema inmunológico debilitado e incluso demencia.
Sin embargo, no todos los seres humanos son iguales. Existen grupos específicos de personas, conocidos como "durmientes de sueños cortos naturales", que requieren solo entre 4 y 6 horas de sueño para sentirse enérgicos y saludables. Esto ha llevado a los científicos a cuestionar el modelo tradicional del sueño como una actividad homogénea.
Un aspecto clave en esta discusión es la genética. Investigadores de la Universidad de California, liderados por Louis Ptáček y Ying-Hui Fu, han identificado mutaciones genéticas que permiten a estos durmientes cortos funcionar de manera óptima con menos horas de sueño. La mutación en el gen DEC2, por ejemplo, regula la producción de orexina, una hormona que promueve la vigilia. Aquellos con esta mutación presentan niveles más altos de orexina, lo que les permite mantener un estado de alerta superior incluso con menos tiempo de sueño.
No solo se han estudiado mutaciones en DEC2, sino también en otros genes como ADRB1 y NPSR1, que intervienen en la regulación del ciclo sueño-vigilia. Estos cambios genéticos no solo facilitan un sueño más corto, sino que además parecen proporcionar una protección contra efectos adversos asociados a la falta de sueño, como la pérdida de memoria. Estudios con ratones genéticamente modificados han mostrado que estos animales pueden descansar menos pero aún así mantener un rendimiento cognitivo normal, sugiriendo una mayor eficiencia en el procesamiento mental y la eliminación de toxinas durante las horas de sueño.
Las personas con esta predisposición genética no solo disfrutan de un sueño reducido, sino que también se presentan con características intrigantes. Los estudios revelan que suelen ser individuos más enérgicos, resilientes al estrés, optimistas y con mayor capacidad de tolerar el dolor. Además, investigaciones preliminares indican que podrían tener una esperanza de vida más elevada, gracias a la eficiencia de sus procesos metabólicos y la reducción de la acumulación de proteínas tóxicas vinculadas a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Este descubrimiento sorprendente desafía la idea convencional del sueño, que descansa principalmente en dos procesos: el ritmo circadiano y la homeostasis del sueño. Los investigadores han sugerido un tercer elemento, identificado como "impulsividad conductual", que incentiva a estas personas a permanecer activas, incluso con horarios de sueño limitados.
Investigadores como Phyllis Zee especulan que la alta eficiencia del sueño de estos individuos podría estar relacionada con un mayor tiempo en etapas profundas del sueño (ondas lentas), así como a una habilidad superior para eliminar desechos acumulados durante la vigilia.
Mirando hacia el futuro, el estudio de esta población podría tener implicaciones significativas en la medicina del sueño y la salud pública. Entender los mecanismos biológicos subyacentes podría conducir al desarrollo de tratamientos para trastornos del sueño y estrategias para optimizar la calidad del descanso en la población general.
Además, experimentos recientes han demostrado que estímulos acústicos, como el llamado "ruido rosa", pueden mejorar las ondas lentas del sueño profundo, potenciando la memoria y el rendimiento cognitivo sin necesidad de aumentar las horas de descanso.
A pesar de estos avances, todavía hay mucho por descubrir sobre cómo estas mutaciones logran hacer que el sueño sea más eficiente. Los investigadores continúan con sus esfuerzos para comprender el comportamiento cerebral de estos individuos y cómo estas adaptaciones pueden ofrecer protección frente a enfermedades relacionadas con el sueño. La redefinición del sueño y su importancia en nuestras vidas podría estar a la vuelta de la esquina.