La contienda por la Casa Blanca se decidirá en siete Estados que son clave para la elección: Wisconsin, Nevada, Arizona, Georgia, Michigan, Carolina del Norte y Pensilvania. Estos territorios albergan a votantes urbanos y rurales, trabajadores de servicios, comunidades latinas y afroamericanas, así como a los árabes americanos, todos con un poderoso impacto en el resultado electoral. Los ciudadanos de Estados Unidos se preparan para votar el 5 de noviembre, y la balanza podría inclinarse por un pequeño margen de votos.

En las elecciones de 2020, más de 158 millones de estadounidenses votaron, resultando en una victoria de Joe Biden por más de siete millones de votos. Sin embargo, solo 22,000 votos distribuidos en tres Estados (Georgia, Arizona y Wisconsin) habrían sido suficientes para que Trump continuara en la Casa Blanca. Este fenómeno también se observó en 2016, cuando Trump ganó en tres Estados clave a pesar de haber perdido el voto popular.

El sistema electoral estadounidense compone el Colegio Electoral, que consta de 538 electores, donde se requieren 270 votos para ganar. Los Estados con más electores son California, Texas, Florida y Nueva York, mientras que otros tienen solo tres, como Delaware y Vermont. Actualmente, Harris tiene prácticamente asegurados 226 votos electorales (181 seguros y 44 probables), mientras Trump cuenta con 219 (125 seguros y 94 probables).

Los Estados en disputa, conocidos como "swing states", tienen una influencia desproporcionada. Pensilvania es el más crítico, con 19 votos electorales, seguido de Georgia y Carolina del Norte (16 cada uno). En 2020, Biden ganó en todos menos en Carolina del Norte, y estos pequeños márgenes de victoria pueden cambiar radicalmente el panorama electoral.

Por ejemplo, sondeos recientes muestran que Harris tiene una ligera ventaja en Wisconsin, Michigan y Pensilvania. FiveThirtyEight ha indicado que las distancias son estrechas, mientras que el mercado de predicciones Polymarket otorga un 60% de probabilidades a Harris en Wisconsin y Michigan, mientras que Trump lidera en Carolina del Norte y Georgia.

A medida que se acercan las elecciones, es crucial entender cómo evolucionan estas dinámicas. Ambos candidatos están centrando sus esfuerzos en estos Estados vitales, donde las estrategias de campaña son cada vez más agresivas. Trump ha concentrado recursos en recuperar Carolina del Norte y Georgia, mientras que los demócratas consideran fundamental mantener el "Muro Azul" en Pennsylvania, Michigan y Wisconsin.

Importante es también el distrito de Omaha en Nebraska, que podría jugar un papel inesperado, aportando un voto crítico en caso de un empate electoral. La contienda por la Casa Blanca nunca ha sido tan emocionante ni tan incierta, y todos los ojos están puestos en estos Estados decisivos que pueden determinar el futuro del país. ¿Quién se alzará victorioso en esta batalla histórica?